OTRA VISIÓN
Hoy miércoles 18 de Septiembre
Por Jorge Fernández H.
Hoy, Monterrey se convirtió en el epicentro de la paz mundial, en una celebración que quedará grabada en la memoria de todos aquellos que tuvieron el privilegio de asistir.
En el marco de la 19ª Cumbre Mundial de Premios Nobel de la Paz, la ciudad recibió con los brazos abiertos a 17 laureados con este prestigioso galardón, provenientes de diferentes rincones del mundo, todos con un solo propósito: sembrar las semillas de la paz y el entendimiento global.
Es la segunda ocasión que México tiene el honor de ser sede de este evento de renombre internacional. En esta oportunidad, la hermosa ciudad de Monterrey fue testigo de un encuentro sin precedentes, en el que se compartieron iniciativas para la paz mundial.
Estas iniciativas no son meros discursos o ideas que se pierden en el viento, sino compromisos sólidos que estos líderes transforman en acciones concretas, recorriendo el mundo para enseñar, guiar y recordar a la humanidad la importancia de este valor supremo que es la paz.
Uno de los momentos más emotivos de la jornada fue, sin duda, la ceremonia en la que cuatro extraordinarias mujeres, Premios Nobel de la Paz, fueron honradas y recibidas en el seno del Instituto Mexicano de Líderes de Excelencia (IMELE), sumándose a su selecto Claustro Doctoral.
OUIDEF BOUCHAMAOUI
La primera de estas notables mujeres es Ouided Bouchamaoui, empresaria tunecina y activista que jugó un papel crucial en la Revolución Tunecina de 2011, conocida como el comienzo de la Primavera Árabe. Su liderazgo como mediadora durante los momentos más difíciles de su país fue determinante para la transición pacífica y democrática que siguió. Su incansable labor fue reconocida internacionalmente cuando recibió el Premio Nobel de la Paz en 2015, un reconocimiento a su contribución para lograr la paz y estabilidad en una región históricamente convulsa. Hoy, Bouchamaoui nos recuerda que la paz se construye con diálogo, compromiso y, sobre todo, valentía.
SHIRIN EBADI
También se unió al claustro la abogada iraní Shirin Ebadi, una mujer cuyo nombre es sinónimo de lucha por los derechos humanos.
Ebadi, la primera mujer iraní y musulmana en recibir el Premio Nobel de la Paz en 2003, ha dedicado su vida a la defensa de los derechos de las mujeres, los niños y los grupos vulnerables en Irán, en un contexto político y social sumamente adverso.
Su voz ha sido un faro de esperanza para quienes han sufrido bajo la opresión, y su ejemplo sigue inspirando a nuevas generaciones de activistas en todo el mundo.
Con su incorporación a IMELE, se refuerza el compromiso con la justicia y la equidad, pilares fundamentales de cualquier sociedad que aspire a la paz.
LEYMAH GBOWEE
Otro de los momentos cumbre fue la bienvenida a Leymah Gbowee, activista liberiana que se destacó por su liderazgo en el movimiento Mujeres de Liberia Acción Masiva para la Paz, clave para poner fin a la Segunda Guerra Civil Liberiana en 2003. Leymah, galardonada con el Premio Nobel de la Paz en 2011, ha dedicado su vida a demostrar que las mujeres no solo tienen un rol vital en la paz, sino que son, muchas veces, las impulsoras del cambio en situaciones de conflicto. Su presencia en Monterrey nos recordó que la paz no es la ausencia de guerra, sino la presencia activa de justicia, igualdad y oportunidades para todos.
TAWAKKOL KARMAN
Por último, fue recibida la activista yemení Tawakkol Karman, quien también recibió el Premio Nobel de la Paz en 2011. Karman es conocida por su lucha por los derechos humanos, la democracia y el empoderamiento de las mujeres en su país, uno de los más castigados por los conflictos en la región.
Su valentía y determinación la han convertido en un símbolo de resistencia frente a la represión y la violencia.
En la ceremonia de ayer, Karman fue distinguida con el título de Doctor Honoris Causa por el IMELE, en un acto que subrayó la importancia de su labor y su legado para las generaciones venideras.
Una ceremonia llena de emociones que con dedicación y entrega, tuve la oportunidad de dirigir como Rector Fundador de IMELE y estuvo impregnada de emotividad y simbolismo.
Me acompañaron los doctores honoris causa Liliana Navarro Elizondo, Elías Servín Gaytán, José Roberto Salinas y Georgina López, con quienes dimos la bienvenida a las nuevas integrantes de este selecto grupo de líderes comprometidas con la excelencia y el cambio social.
Las voces de Linnette Bazaldua y Nancy González, quienes amenizaron el evento, llenaron el recinto con melodías que resonaron en los corazones de los presentes, haciendo aún más especial esta jornada dedicada a la paz.
Monterrey, una ciudad que siempre ha sido símbolo de progreso y desarrollo, hoy también se erige como luz de esperanza para el mundo.
Con eventos como esta cumbre y con líderes como las cuatro mujeres galardonadas, Premios Nobel de Paz, podemos soñar con un futuro en el que la paz no sea solo una aspiración, sino una realidad tangible para todas las naciones.
La paz no es un estado pasivo, sino una construcción diaria. Requiere el esfuerzo conjunto de ciudadanos, líderes y naciones, trabajando con compromiso y dedicación. Hoy, Monterrey ha dado un paso más en esa dirección, inspirándonos a todos a seguir luchando por un mundo más justo, más equitativo y, sobre todo, más pacífico.
OTRA VISIÓN, se despide hoy con la esperanza renovada de que la paz es posible, y con la certeza de que, cuando se trabaja unidos por un propósito mayor, no hay obstáculo que no se pueda superar.
VIVA LA PAZ!!!
Felicidades!