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“el discípulo de Jesús no responde al mal con el mal, sino que es siempre instrumento del bien, heraldo del perdón, portador de la alegría, servidor de la unidad” Benedicto XVI

Desde luego, es posible aplicar distintas perspectivas de análisis sobre el impacto de la visita del Santo Padre, pero la única que hace justicia al propósito último de este esfuerzo apostólico es la que es congruente con la intención de quien la ha llevado a cabo movido por su misión de pastor universal.

Por Jorge Fernández

AGRADECEMOS ENORMEMENTE AL REVERENDO JOSÉ GUILLERMO GUTIERREZ FERNANDEZ, AYUDARNOS A INTERPRETAR LA RELACION Y LAS ACCIONES DE SU SANTIDAD EL PAPA CON MEXICO Y AMERICA LATINA.

* Sacerdote Mexicano incardinado en la Arquidiócesis de México, especialista en Teología Moral y en Bioética. Ha sido Catedrático en el Instituto Superior de Estudios Eclesiásticos de México (1999-2006), Formador en el Seminario Conciliar de México (2000-2006), Secretario Ejecutivo 8/del Departamento de Vida y del Consejo de Bioética de la Conferencia Episcopal Mexicana (2004-2006), Miembro del Comité de Misión y Valores de Televisión Azteca (1999-2006). Desde 2004 es Miembro correspondiente de la Pontificia Academia para la Vida y desde el año 2007 es Oficial del Consejo Pontificio para la Familia en el Vaticano, donde se ocupa especialmente del área hispanoamericana.

1. ¿Qué resultados para México deja la visita del Papa?

No debemos olvidar que para la Iglesia, cuya misión es anunciar a Jesucristo, redentor del hombre, para que teniendo fe en Él, en Él tengamos vida plena, la mayor parte de los resultados de una misión como la que acaba de cumplir el Papa, no es evaluable inmediatamente. Se trata de los frutos que la gracia de Dios produce en las personas que han acogido la predicación del sucesor del apóstol san Pedro. Frutos de conversión, de propósito de mejorar la propia vida; de ser más congruentes con la fe que se profesa; de compartir la alegría de creer y de empeñarse en el bien de los demás sean creyentes o no;  de empeñarse seriamente en la construcción de una sociedad ordenada, justa y pacífica que sea casa de todos y donde las personas, especialmente los más pobres encuentren las condiciones necesarias para desarrollarse integralmente.

Desde luego, es posible aplicar distintas perspectivas de análisis sobre el impacto de la visita del Santo Padre, pero la única que hace justicia al propósito último de este esfuerzo apostólico es la que es congruente con la intención de quien la ha llevado a cabo movido por su misión de pastor universal.

Alguien podría pensar que una perspectiva así está fuera de la realidad y que esconde dudosas agendas de prebendas humanas. La realidad es otra. Si bien es cierto que la Iglesia no existe para mejorar el mundo sino para salvarlo y que ella no es un partido político o un poder terreno, cuando los discípulos del Señor Jesús se empeñan seriamente en vivir el evangelio y en salvar al mundo, realmente el mundo se transforma y se hace un lugar más habitable, más digno del hombre.

La visita del Papa quería infundir esperanza, consolar a un pueblo probado por múltiples violencias, quería llamarlo a la conversión, a la alegría del amor primero de la fe en Jesucristo y desde esta fe empeñarse en la reconciliación y el desarrollo de nuestra nación. Creo que el hecho de habernos ayudado a mostrar al mundo una de las mejores imágenes de nuestro pueblo, como pueblo hospitalario, alegre, unido y capaz de grandes cosas, es un gran resultado. Nos devuelve la confianza en nosotros mismos, en que desde nuestra íntima convicción en la fuerza del bien seremos capaces de derrotar los embates del mal que amenaza con sofocarnos.

2.     ¿Qué resultados para la comunidad católica de América Latina?

 Me parece que el pueblo latinoamericano y caribeño, representado en esta ocasión a través de México y Cuba, se ha sentido nuevamente alentado a transitar sin miedo a través de los cambios sociales, políticos y culturales, enfrentando con valor y serenidad desde la confesión de su fe los múltiples desafíos que tiene delante. Ha sido invitado a asumir el “protagonismo emergente” que  ha ido adquiriendo en los últimos años y creo que estas invitaciones junto con los gestos de gran entrega y caridad del Papa, tendrán el efecto de despertar las extraordinarias energías de estos pueblos que celebran el bicentenario de su independencia,  para avanzar en su integración desde las comunes raíces de fe y de cultura que los hermanan, superando los también comunes signos de cansancio y los obstáculos a su desarrollo integral, en el respeto y promoción de los auténticos valores y derechos humanos.

3.     ¿Qué resultados para la Comunidad Católica Mundial?

 En la Iglesia vivimos una estupenda realidad que es la comunión de los santos. Las gracias que Dios ha querido donar a su pueblo acogidas por tantos corazones que han sido tocados a través de este gran encuentro entre el Papa y esta porción del mundo que es México, Cuba, América Latina, seguramente tendrán un impacto en el entero cuerpo eclesial. Pienso, por ejemplo, en el ánimo que infunde a los sacerdotes, a los religiosos, a los laicos en todo el mundo, al ser testigos a través de los medios de comunicación de esas alegres manifestaciones de fe, del entusiasmo y cariño con que ha sido acogido el Papa. Pero sobretodo, pienso en esa realidad invisible pero profundamente eficaz que es el que muchas personas por influjo de la gracia se mejoren a sí mismas, ya sea porque generosamente han orado por los frutos de este viaje: por el Papa, fortaleciendo así su vínculo con el Obispo de Roma, por las Iglesias y las gentes que visitaba, acrecentando la comunión en la Iglesia. Pienso en esa maravilla que es sentirse y ser parte de una comunidad católica, es decir universal.

4.     ¿Influirá la Visita del Papa en la contienda electoral en México a favor de algún partido?

El Papa ha sido muy cuidadoso de que su discurso fuese una llamada a vivir los valores universales de la concordia, de la justicia, de la paz y sobretodo una invitación a la esperanza y a la superación de las divisiones y polarizaciones que paralizan e impiden el progreso. En la magna concelebración Eucarística en el parque del bicentenario estaban presentes los principales contendientes, que se profesan pública o privadamente católicos, las llamadas a la coherencia con la propia fe y a servir lealmente al bien común, sin componendas, fragmentaciones y corruptelas valen para todos los que se profesan discípulos del Señor Jesús e incluso para cualquier hombre de conciencia recta. Sin embargo, no todos los programas políticos se corresponden con un recto ordenamiento de la sociedad, según la visión de humanismo integral, que se inspira en el Evangelio y que el Santo padre directa o indirectamente ha recordado. En esto los católicos si quieren ser coherentes consigo mismos y abandonar la esquizofrenia a la que se refirió en algún momento el Papa, deberán ejercer un discernimiento serio, responsable y autónomo, al ejercer su ciudadanía en coherencia con los principios irrenunciables para una conciencia recta, a través del voto que deberán emitir dentro de unos meses. Y participar constructivamente en el proyecto común de nación en el contexto plural del México actual. Pluralismo que no quiere decir renunciar a las propias convicciones y a la búsqueda en común de la verdad, confiando en la capacidad racional del hombre.

  

5.     ¿Cumplió las expectativas y la convocatoria que el Papa  esperaba en esta visita?

Creo que la acogida que tuvo el Papa en México rebasó las expectativas de muchos en el Vaticano. A mí personalmente varias personas me han hecho comentarios en este sentido: “una valla humana de 34km, así de nutrida no la volveremos a ver”; “¡México, siempre fiel!”; “¡México ha dejado muy alto el listón, que gran pueblo que sois!” “¡Gracias a los mexicanos que le han dado esta alegría al Papa!” El mismo Papa lo dijo en León: “nunca había sido acogido de esta manera”.

Ahora bien, no hay que olvidar que lo más importante no es que se haya reunido mucha gente y que se hayan entusiasmado al verlo. Lo que esperamos todos es que sus palabras sean verdaderamente recibidas, meditadas y que se transformen en acciones, en ese redescubrimiento de la alegría de la fe, de la solidaridad y de la coherencia de vida.

6.    ¿Influirá esta visita para que la comunidad católica perciba al Papa de otra manera?

Creo que ha sido un gran encuentro. Se han encontrado dos grandes amores. El amor de pastor del Papa por el pueblo de México y el amor del pueblo católico de México por el Papa, quien quiera que este sea. Hemos visto al Papa saltar el protocolo repetidas veces, hemos palpado su tímida cordialidad, su calidez y sencillez. Hemos constatado su deseo de acercarse a la gente, de darse sin ahorrar esfuerzos. La gente católica de México ahora sabe que en Benedicto XVI tiene un padre, que Dios nos ha donado un gran pastor que guía a nuestra Iglesia con gran sabiduría y firmeza.

  7.     ¿Cuál es el principal mensaje que deja su visita a México?

Creo que las claves de su visita han sido muy claras, ha querido ir como peregrino de la fe, de la esperanza y de la caridad. Ello ha quedado claro en su insistencia en que superemos el cansancio y redescubramos la alegría de la fe; nos ha invitado a superar el sentimentalismo y vivir una fe que sea operativa; en la que todas nuestras elecciones de vida sean coherentes con ella, tanto en lo individual como en lo comunitario y social. Esto significa, por ejemplo, que no se puede amar verdaderamente a Santa María de Guadalupe sin que eso signifique escuchar y vivir como nos enseña “el fruto bendito de su vientre”; que no se puede ser católico privadamente pero a la hora de aprobar y proponer leyes escondamos nuestra fe o votemos al margen de ella. Por otra parte, nos ha invitado a ocuparnos del bien de quienes tenemos al lado, respetando su dignidad inalienable, su derecho a vivir, desde que es concebido hasta su muerte natural; trabajando con ahínco por garantizar las condiciones para el desarrollo de todos, la llamada promoción humana que es parte irrenunciable del compromiso cristiano porque es expresión altísima de la caridad. Finalmente nos ha invitado y ese ha sido quizás el mensaje más importante a tener esperanza, a no dejarnos abatir por el mal y la violencia, que no prevalecerán sobre el bien. Hay que orar con fervor, sabiendo que sólo Dios puede cambiar los corazones de quienes se han sometido a la lógica del mal.

En síntesis nos ha invitado a construir una sociedad justa, ordenada y pacífica basada en las virtudes de la fe, la esperanza y la caridad.

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