La Federación Nacional de Cooperativas Pesqueras ha reiterado su firme rechazo a la idea de verter agua contaminada al océano, argumentando que esta acción no solo podría tener consecuencias negativas para el medio ambiente marino, sino que también afectaría la imagen de los pescadores de Fukushima, quienes luchan por librarse del estigma radiactivo que ha estado asociado con sus capturas desde el desastre nuclear de 2011.
Este rechazo no está limitado a nivel local, ya que varias voces en la comunidad científica internacional, así como organizaciones ecologistas de renombre como Greenpeace, han expresado sus reservas sobre las garantías de seguridad presentadas en relación con esta medida. Incluso países vecinos, especialmente China, han mostrado su oposición al plan.
Las preocupaciones y la oposición a esta medida han generado una serie de manifestaciones y protestas en diferentes puntos de Japón. Ciudadanos ecologistas y antinucleares se han unido en estas convocatorias para expresar su desacuerdo con la idea de verter agua contaminada al océano.
En Corea del Sur
La preocupación trasciende las fronteras, ya que Pekín ha anunciado la suspensión de la importación de productos pesqueros japoneses como precaución ante el riesgo potencial de contaminación radiactiva. Esta medida se suma a la urgencia previa de China hacia Japón para que cancelara su plan de verter agua contaminada al océano.
El sindicato de pescadores filipinos, Pamalakaya y el Foro de las Islas del Pacífico (FIP) también han expresado su inquietud por los posibles impactos de esta medida en la región y en las comunidades pesqueras.
El debate sobre el vertido de agua contaminada en el océano sigue generando preocupación y desacuerdo a nivel local e internacional, y las manifestaciones y protestas siguen siendo una forma de expresar esta oposición.
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