Solo faltan unos días para el VII Encuentro Mundial de las Familias…

A tan solo unos días de que inicie el Séptimo Encuentro Mundial de las Familias 2012, que en esta ocasión se realizará en la Ciudad de Milán, Italia, con el tema La Familia: El Trabajo y la Fiesta, entrevistamos al Reverendo José Guillermo Gutiérrez Fernández, quien participa activamente en este Encuentro.

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¡GRACIAS! SU SANTIDAD BENEDICTO XVI

Por el VII Encuentro Mundial de las Familias

Encuentro Mundial de las Familias

El Papa Benedicto XVI con el Reverendo José Guillermo Gutiérrez Fernández, Sacerdote Mexicano incardinado en la Arquidiócesis de México, especialista en Teología Moral y en Bioética. Ha sido Catedrático en el Instituto Superior de Estudios Eclesiásticos de México (1999-2006), Formador en el Seminario Conciliar de México (2000-2006), Secretario Ejecutivo del Departamento de Vida y del Consejo de Bioética de la Conferencia Episcopal Mexicana (2004-2006), Miembro del Comité de Misión y Valores de Televisión Azteca (1999-2006). Desde 2004 es Miembro correspondiente de la Pontificia Academia para la Vida y desde el año 2007 es Oficial del Consejo Pontificio para la Familia en el Vaticano, donde se ocupa especialmente del área hispanoamericana). Fue nombrado en 2009 por el Papa para la Organización del VI Encuentro Mundial en México en 2009, con excelentes resultados y ahora ha participado activamente en la organización del VII Encuentro por realizarse en Milan, Italia.

Por Jorge Arturo Fernández 

A tan solo unos días de que inicie el Séptimo Encuentro Mundial de las Familias 2012, que en esta ocasión se realizará en la Ciudad de Milán, Italia, con el tema La Familia: El Trabajo y la Fiesta, entrevistamos al Reverendo José Guillermo Gutiérrez Fernández, quien participa activamente en este Encuentro.

Reverendo, ¿Cuándo, cómo y por qué inician los Encuentros Mundiales de las Familias, en el Mundo?

Los Encuentros Mundiales de las Familias nacieron por una iniciativa del Beato Papa Juan Pablo II, con ocasión del Año Internacional de la Familia, convocado en 1994 por la ONU. El Papa quiso unirse a esa iniciativa internacional convocando el primer Encuentro Mundial de las Familias en Roma. Estos Encuentros se celebran cada tres años.

¿Qué resultados han tenido hasta ahora, se ha cumplido el anhelo de Juan Pablo II, al fundar estos encuentros?

Estos Encuentros tienen un valor en sí mismo. Se trata de una fiesta en la que las familias católicas se reúnen en torno al sucesor del Apóstol San Pedro, se conocen, intercambian experiencias y surgen amistades e iniciativas de distinto tipo para sostener a la familia. De otra parte, dan la ocasión de hacer bien visible a la familia en el mundo contemporáneo con sus problemas y esperanzas. Cada Encuentro tiene un tema central que pone de relieve algún aspecto fundamental del ser y la misión de la familia o de alguna problemática que requiere de especial atención. Los resultados de estos Encuentros son visibles desde el momento en que ellos están precedidos de un itinerario de catequesis y son seguidos de diversas iniciativas. Obviamente la mayor o menor fecundidad de estas convocatorias depende del grado en que se continúa la reflexión en los distintos ámbitos eclesiales y civiles a diferentes niveles. Puedo testimoniar que estos eventos ponen en marcha enormes energías y constituyen, por así decir, como un despertador de la urgencia de trabajar por la familia. A nivel eclesial son un gran revulsivo para la pastoral familiar en todo el mundo.

Reverendo, ¿Cuál es la misión de la Iglesia para fortalecer a la familia?

Ante todo querría recordar que la Iglesia es el pueblo de Dios convocado por Jesucristo a la fe mediante la gracia del bautismo, de modo que todos los bautizados, independientemente de nuestra posición eclesial como sacerdotes, religiosos o laicos, somos Iglesia. La Iglesia es la familia de los hijos de Dios, sacramento universal de la salvación realizada por Jesucristo. La familia, por su parte, es una pequeña iglesia doméstica. Hay aquí una implicación mutua. La familia tiene como misión ser, como la Iglesia, sacramento general de la salvación. Ella cumple esta misión siendo comunidad de vida y amor, comunidad salvada y salvadora, evangelizada y evangelizadora. Viviendo su espléndida vocación, con su vida misma evangeliza, transmitiendo la fe, revelando y educacando al amor hermoso, sirviendo a la transmisión responsable de la vida, formando a sus miembros en las virtudes humanas y cristianas, uniéndose a otras familias para construir redes de solidaridad y de empeño común, participando en la medida de sus posibilidades en las actividades pastorales de la Iglesia: catequesis, preparación a la recepción de los sacramentos, misión ad gentes, etc. La Iglesia, comunidad de fe, tiene el compromiso de acompañar a las familias, sosteniéndolas mediante los sacramentos, contribuyendo a su formación en la fe, lo cual implica profundizar en la identidad y la misión de la familia según el plan de Dios. Colaborando subsidiariamente con ella para que lleve a cabo su misión.  Apoyándola a superar sus dificultades y contribuyendo a sanar sus heridas.

¿Cómo debe ser la relación de la familia con la sociedad?

La familia es la célula fundamental de la sociedad. La familia contribuye al bien de la entera sociedad. En su seno nacen y se educan los ciudadanos, de ella depende de manera decisiva el capital humano y social: de la familia depende que los ciudadanos desarrollen aquellas virtudes sociales como la confianza, la solidaridad, el aprecio por el trabajo bien hecho, la capacidad de colaboración, el ahorro, que son indispensables para el bien común, para la productividad y el desarrollo económico y social.

Entonces, los diferentes sujetos políticos, económicos y culturales, han de reconocer la importancia de la familia como recurso de la sociedad. Esto es de interés común. Y para ello es necesario que se creen lo más posible oportunidades de trabajo, que son necesarias para la formación y la vida de las familias. Que haya incentivos a la maternidad para que se revierta el envejecimiento de la población que, como se sabe, puede desatar crisis económicas y sociales más graves que la actual. Que las familias numerosas tengan apoyos sociales, como desgravaciones fiscales y subsidios. Es necesario esforzarse en armonizar los tiempos del trabajo y las exigencias de la vida profesional con las exigencias y los tiempos de la vida familiar.

Más en general, los responsables de la actividad política, administrativa, económica y cultural deberían comprometerse a valorar a la familia y su misión, ya que si la familia está bien, la sociedad estará bien.

¿Cómo está trabajando el Consejo Pontificio para la Familia bajo la dirección del Cardenal Ennio Antonelli?

El Consejo Pontificio para la Familia tiene como misión promover la atención pastoral de la familia y favorecer que su identidad y sus derechos sean respetados tanto en la Iglesia, como en la sociedad civil, a fin de que las familias puedan desarrollar cada vez mejor sus funciones. Para ello el Consejo promueve la profundización de la doctrina sobre la familia y su divulgación mediante una catequesis adecuada. De acuerdo con los Obispos y sus organismos cuida que la situación humana y social de la familia sea conocida con exactitud en las diferentes regiones del mundo y que sean publicitadas aquellas iniciativas que mejor ayudan a la pastoral familiar. Se esfuerza para que los derechos de la familia sean reconocidos y defendidos incluso en la vida social y política y para que la vida humana sea debidamente tutelada.

Como se ve, todo esto supone una intensa actividad que implica contactos frecuentes con Obispos, Conferencias Episcopales, Organismos Internacionales, Instituciones Académicas y Pastorales. En los últimos años hemos trabajado paralelamente a la actividad ordinaria del Dicasterio, fundamentalmente en tres proyectos uno de ellos extra-eclesial y dos de ellos intra-eclesiales. El primero se refiere a una investigación sociológica internacional sobre la familia como recurso para las personas y para la sociedad. Los resultados de las investigaciones llevadas a cabo en seis diferentes naciones (Estados Unidos, Brasil, México, Polonia, Italia y España) serán presentados en el próximo Encuentro Mundial de las Familias en Milán. Los otros dos se refieren, el primero a un Vademécum (actualmente en fase de elaboración) sobre la preparación al matrimonio, y el segundo a la promoción de la familia cristiana como sujeto de evangelización. Este último proyecto quiere ser un proceso permanente de intercambio de experiencias pastorales en donde la familia emerge como sujeto activo y responsable de la evangelización. Creemos que es mucho más estimulante para suscitar proyectos el mostrar la belleza de lo que se hace actualmente que simplemente usar el imperativo del deber ser. Se han llevado a cabo seminarios y congresos y también con ocasión del Encuentro Mundial de Milán se dará publicidad a un libro, publicado recientemente por ahora sólo en italiano, que recoge algunas de estas experiencias significativas.

Reverendo, ¿Por qué se eligió el tema “La familia: el trabajo y la fiesta” para el próximo Encuentro Mundial de Milán?

La razón de la elección que hizo el Papa del tema del próximo Encuentro Mundial lo explica el mismo Pontífice en su carta de convocación al Encuentro: “El trabajo y la fiesta están íntimamente vinculados con la vida de las familias: condicionan sus elecciones, influencian las relaciones entre los cónyuges y entre los padres y los hijos, inciden en las relaciones de la familia con la sociedad y con la Iglesia… En nuestros días, desgraciadamente, la organización del trabajo, pensada y actuada en función de la competencia del mercado y de la máxima ganancia, y la concepción de la fiesta como ocasión de evasión y de consumo, contribuyen a disgregar a la familia y a la comunidad y a difundir un estilo de vida individualista. Por ello es necesario promover una reflexión y un compromiso dirigido a conciliar las exigencias y los tiempos del trabajo con los de la familia y a recuperar el verdadero sentido de la fiesta, especialmente del domingo, pascua semanal, día del Señor y día del hombre, día de la familia, de la comunidad y de la solidaridad”.

¿Cuántas personas y de cuántos Países participarán en este Encuentro aproximadamente? ¿Cuántas a través de los medios electrónicos?

En el Congreso Teológico Pastoral, hay inscritos hasta el momento en números redondos 6000 personas, de los cuales aproximadamente 2500 son italianos, 2700 de más de 100 países de los cinco continentes y el resto son jóvenes y niños que participarán en un congreso paralelo para ellos.

En los eventos masivos como la celebración festiva de los testimonios y la Eucaristía Conclusiva, presididos por el Papa, se espera una afluencia a cada uno de los dos eventos en torno a un millón de personas.

No sabría indicar cuánta gente seguirá el Encuentro a través de los medios de comunicación como Internet, Redes Sociales, Televisión, Radio y Prensa, seguramente serán muchísimas más.

 

¿De qué manera participará el Papa en este Encuentro?

El Santo Padre estará en Milán tres días (1, 2 y 3 de junio), en los cuales combinará dos actividades fundamentales: De una parte una visita a la diócesis ambrosiana, en la que se reunirá con sacerdotes, jóvenes, autoridades civiles y religiosas, y su participación propiamente en el VII Encuentro Mundial de las Familias.

Para el Encuentro estará presente en tres eventos: En un concierto de gala en el famoso teatro de “La Scala”, dirigido por uno de los directores de orquesta más notables en el momento actual, el argentino-israelí Daniel Barenboim, con el cual se rendirá un homenaje a las familias de todo el mundo. En la fiesta de los testimonios, que es una celebración festiva, en el que se presentarán varios testimonios de familias acerca de cómo viven, desde la perspectiva cristiana como familias unidas y abiertas a la vida, bien inseridas en la sociedad y en la Iglesia, atentas a la calidad de las relaciones más allá de la economía del mismo núcleo familiar, estas dos realidades del trabajo y la fiesta. Y  en la Magna Concelebración Eucarística conclusiva, en el aeropuerto de Bresso, que para esta ocasión será predispuesto como una gran basílica para celebrar el Santo Sacrificio de la Misa, para pedir por las necesidades de todas las familias cristianas del mundo y se dará gracias a la Trinidad Santa por el don de la familia. En estos tres momentos se espera alguna palabra magisterial del Santo Padre que acogeremos con profunda devoción.

Reverendo, ¿El tiempo que estamos viviendo es propenso para mantener la unidad familiar?

La respuesta es algo compleja, la cultura actual con gran poder en los medios de comunicación, en la educación y en la vida política, transmite valores de signo diverso. Sin duda el acento en lo afectivo y en la libertad más allá de lo jurídico y de la imposición social o familiar a la hora de elegir con quien casarse; o la mayor equidad entre hombres y mujeres, también en la relación de pareja y en la asunción de responsabilidades en la educación de los  hijos y en la vida doméstica, o las mayores oportunidades para que las mujeres tengan también una vida profesional exitosa fuera del hogar, son cosas positivas que pueden ser favorables al crecimiento de las personas en la familia y a una mayor unidad familiar.

Pero también es verdad que la cultura actual transmite modelos individualistas, relativistas y consumistas que reducen falsamente a la familia a una realidad privada y dan gran relieve a los deseos subjetivos de las personas, como si se tratara de derechos civiles, muchas veces sin un adecuado análisis de su impacto en el bien común. Estos modelos cuando son asumidos por las personas dificultan la unidad familiar y comportan el debilitamiento de la familia. Por ejemplo, se disminuye la conciencia del vínculo matrimonial y los esposos carecen de las condiciones humanas para vivir estable y fecundamente su vínculo matrimonial. Esto facilita el aumento de los divorcios, de las familias heridas, de las relaciones de pareja utilitaristas y estériles, muchas veces pasajeras. Los padres tienen dificultad para educar adecuadamente a sus hijos, ya que no existen puntos firmes de referencia y todo se vuelve opinable, teniendo como único criterio los deseos subjetivos y las pulsiones. Hay que hacerse concientes de que estas tendencias  hipotecan el futuro de la sociedad, pues producen generaciones sin el número suficiente de ciudadanos para el recambio poblacional, personalidades frágiles, sin las condiciones humanas, morales y espirituales necesarias para construir una familia sana, ser productivos y desarrollar un país; gente sin iniciativa, volcadas sobre sí mismas y preocupadas únicamente de apagar sus pulsiones y deseos inmediatos; malestar juvenil, drogadicción, violencia y disgregación social.

Sin embargo, no hay que olvidar que las elecciones sobre los estilos de vida, a pesar de la presión del ambiente, dependen en última instancia de la libertad de las personas y creo que desde esta perspectiva nadie debería sentirse justificado por la dificultad del tiempo actual para reeducarse y tomar decisiones correctas para el bien de sí mismo y de la familia; para implicarse en primera persona para lograr un cambio cultural más acorde con la dignidad de la persona humana, favorable a la vida y a la familia.

¿Algún mensaje final o alguna otra cosa que desee agregar?

Me gustaría alentar a sus lectores a interesarse activamente en este importante evento. Las encuestas sociológicas, muestran que a pesar de los cambios culturales y de la presión del ambiente, la familia sigue siendo un valor reconocido por las personas en el más alto nivel de su escala de valores. Hemos de empeñarnos todos por construir una familia sana, por garantizar las condiciones en que ella pueda desarrollarse y cumplir su importantísima misión en la sociedad y en la Iglesia. La familia es un inmenso don del Creador y de su bienestar depende el futuro de la humanidad. 

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