Por Armando Córdova
Cuando el pensamiento se mueve hacia los objetos, hacia el mundo, crea enredos, crea esclavitud, crea aprisionamiento.
Cuando el pensamiento no se mueve hacia los objetos, sino que empieza a moverse hacia dentro, la misma energía se convierte en liberación.
Purificar el pensamiento, convertirse en su testigo, es avanzar en el camino hacia la libertad.
La mente tiene la capacidad de apegarse a cualquier cosa, y una vez que se apega a algo, la mente misma se convierte en esa cosa.
La mente es justo como un espejo, cualquier cosa a la que te apegues se fija en el espejo y la mente se comporta como una película fotográfica y cuando algo llega, la mente se aferra a eso.
El apego es un engaño que hace sufrir.