Ello, para generar mayor actividad turística y dar a conocer nuevos espacios que potencien esta actividad en el estado.
La Investigadora Diana Castro explicó que se busca difundir zonas que aunque son ampliamente conocidas de manera individual, no suelen ser promovidas o visitadas en conjunto, a pesar de su cercanía con la capital mexiquense y de los recursos, tanto naturales como culturales que comparten.
Indicó que en el trabajo, titulado “Los tesoros culinarios del sur del Estado de México”, se establece que la ruta comienza con las artesanías de madera de San Antonio la Isla, continúa con el “obispo” de Tenancingo, el pan de San Miguel Tecomatlán, la trucha de Malinalco y la dulcería de Chalma.
Precisó que se eligieron estos puntos porque cada uno posee una especialidad que le permitió formar una identidad única y hace que sean ubicados y reconocidos por propios y extraños.
Señaló que si bien el aspecto gastronómico constituye el principal atractivo de esta ruta, no se deja de lado el patrimonio cultural y natural de los distintos lugares, para ser aprovechados y valorados.
Como es el caso del paisaje, costumbres y tradiciones, así como artesanías e incluso las técnicas para la elaboración de los diferentes platillos, que pueden ser considerados como los tesoros “escondidos” de esta región.
Aseguró que esta propuesta no sólo permitiría rescatar lo mejor del pasado y presente culinario de esta región del Estado de México, que “es poco valorado y conocido.