OTRA VISIÓN
Por Dr. Jorge Fernández
Queridos lectores,
El fallecimiento del abuelito de mi esposa y de su mamá, simultáneamente, la semana pasada, nos consternaron, invadieron de dolor y tristeza, ocuparon nuestro tiempo y rompieron la continuidad de nuestra Columna Otra Visión, de lunes, miércoles y viernes y de la Oración por México de martes, jueves y sábado. Hoy reanudamos!
Hoy, en nuestra amada tierra mexicana, nos encontramos en un cruce de caminos. La aurora de las campañas electorales nos invita a reflexionar sobre nuestro papel en la forja del destino de México. Pero, mientras nos adentramos en esta temporada decisiva, las primeras planas de nuestros periódicos nos recuerdan que hay batallas que aún estamos luchando en el frente interno, historias que claman por nuestra atención y acción.
Una de las noticias que más me ha conmovido, y seguramente a muchos de ustedes, es la historia de una niña, una pequeña de apenas cuatro años, cuya inocencia fue arrebatada de la manera más brutal.
La decisión de un juez de liberar a su agresor, argumentando que la memoria frágil de la infancia no podía ofrecer un testimonio detallado de los hechos, es un espejo de las fallas de nuestro sistema de justicia. Esta hustiria, refleja una realidad que muchas víctimas enfrentan: un sistema que, en su búsqueda de la verdad, a veces olvida la justicia.
Esta situación, no está lejos de los desafíos reales que enfrentamos. Casos de violencia, especialmente aquellos que afectan a los más vulnerables entre nosotros, nos obligan a cuestionar y a exigir más de aquellos en posiciones de poder y responsabilidad. En este momento electoral, estas historias deben resonar no solo como llamados a la justicia, sino como criterios para elegir a quienes nos representarán. ¿Qué tipo de México queremos construir? ¿Uno que olvida a sus niños y niñas, o uno que los protege y lucha por sus derechos?
Mientras meditamos sobre estas preguntas, también celebramos iniciativas como las “casas del agua”, que apuntan hacia un México que se esfuerza por garantizar los derechos básicos de todos sus habitantes. Sin embargo, el contraste entre esta esperanza y las sombras de injusticia subraya la complejidad de nuestro tejido social y la urgencia de nuestra participación activa en su mejoramiento.
Por eso, este inicio de campañas electorales no es solo un momento para elegir líderes. Es una oportunidad para reafirmar nuestros valores, para exigir un sistema de justicia que proteja a todos, especialmente a los más indefensos, y para participar activamente en la construcción de un futuro más brillante para México.
A medida que las voces de los candidatos llenan el aire, los invito a escuchar también las historias silenciadas, a recordar que cada decisión en las urnas es un ladrillo en la construcción del México que soñamos. No dejemos que la apatía o la desilusión nos alejen de nuestras responsabilidades como ciudadanos. Participemos, votemos y, sobre todo, hagamos oír nuestras voces en defensa de la justicia, la igualdad y la dignidad para todos.
En este momento crucial, nuestra participación es más importante que nunca. No solo estamos eligiendo a nuestros líderes; estamos definiendo el alma de nuestro país. Que este proceso electoral sea un reflejo de nuestro compromiso con un México más justo, seguro y próspero. Juntos, podemos superar las sombras del pasado y caminar hacia un futuro lleno de luz y esperanza.
Con cariño y esperanza por nuestro Mexico!
MÉXICO VIVE!!!
VIVA MÉXICO!!!
