Las lluvias torrenciales y los recios vientos complicaron este miércoles la búsqueda de supervivientes de los deslaves en plantaciones de té del sur de India, donde más de 160 personas murieron, en su mayoría trabajadores y sus familias.
Las torrenciales lluvias monzónicas han azotado los últimos días al sureño estado costero de Kerala, bloqueando las carreteras de acceso a la zona del desastre en el distrito de Wayanad.
El único puente que conecta con las aldeas más golpeadas, Chooralmala y Mundakkai, fue arrasado y los equipos de rescate tuvieron que retirar los cuerpos de la zona en camillas atadas a tirolinas levantadas precariamente por encima de las aguas.
Varias personas que lograron huir de la zona tras los primeros aludes quedaron atrapadas por el desborde de un río, dijo el rescatista voluntario Arun Dev, en un hospital donde atendía sobrevivientes.
“Los que escaparon fueron arrastrados con sus casas, templos y escuelas”, contó.
Los rescatistas han recuperado 160 cadáveres, informó a los periodistas el ministro de Finanzas regional, K. Rajan.
El alto oficial de la policía local, M.R. Ajith Kumar, indicó que unas 500 personas han sido rescatadas desde que sucesivos aludes golpearon la zona antes del martes al amanecer.
Todavía hay amplias áreas que deben ser exploradas y rastreadas para ver si allí vivía gente o no”, agregó.
Wayanad es conocido por sus plantaciones de té en las zonas montañosas, donde numerosas personas trabajan en la siembra y cosecha.
Varias plantaciones fueron golpeadas por dos deslizamientos consecutivos antes del amanecer del martes.
Varias casas de ladrillo que albergan a los trabajadores temporales fueron inundadas por un muro de lodo cuando el personal se encontraba en las fincas y sus familias dormían en su interior.
La fuerza del alud desparramó coches, arrugó barras de acero y esparció escombros por el sitio del desastre.
El flujo de residuos de la catástrofe es extremadamente violento, con lo que la supervivencia es muy difícil”, dijo el experto geofísico Dave Petley, de la Universidad de Hull, a la AFP.
“Esto se habrá visto agravado por la hora –temprano cuando la gente estaba dormida– y las endebles estructuras que ofrecen poca protección”, agregó.
Más de 3 mil personas se refugiaban en los campamentos de alrededor de Wayanad, según el gobierno estatal.
En los días previos a la catástrofe, la zona recibió al menos 572 milímetros de precipitaciones, según el ministro principal del estado, Pinarayi Vijayan.
La agencia de desastres de Kerala dijo que se esperaban más lluvias y vientos fuertes el jueves, con posibilidades de “daños en estructuras inseguras” en otras zonas del estado.
Las lluvias asociadas al monzón en el sur de Asia suelen extenderse de junio a septiembre. Son un alivio al sofocante calor veraniego y recargan mantos acuíferos.
Aunque son vitales para la agricultura y la seguridad alimentaria de los 2 mil millones de personas que viven en la región, también suelen acarrear inundaciones y deslizamientos de tierra.
La frecuencia de estos desastres naturales ha aumentado en los últimos años y los expertos señalan que el cambio climático ha agravado el fenómeno.
Acontecimientos como los desprendimientos de tierra son parte de estos desastres de intensas lluvias desencadenados por el cambio climático”, afirmó a AFP Kartiki Negi, experta del centro de reflexión indio Climate Trends.
“India continuará viendo más y más impactos como estos en el futuro”, agregó.
Además, la construcción de presas, los proyectos urbanísticos y la deforestación en India también han empeorado las consecuencias de estos sucesos.
Las fuertes tormentas lluviosas también azotaron este mes la capital financiera india de Bombay.
Cerca de 500 personas murieron alrededor de Kerala en 2018, en las peores inundaciones en un siglo en ese estado.
Articulo de: EXCELSIOR