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Deporte en México: La deuda histórica con un país de campeones

Actualmente, México destina menos del 0.5% de su PIB al deporte y a la cultura física, un porcentaje que se queda corto en comparación con países como Australia y Noruega, que destinan entre el 2% y el 3% de su PIB.

Itzel tiene 14 años, aún a su corta edad, ella es una joven promesa de la natación mexicana. Lo idoneo sería que la única preocupación de una atleta en desarrollo fuese las cargas deportivas y la resiliencia propia de sus entrenamientos. Sin embargo, Itzel, al igual que un amplísimo márgen de deportistas en el país, se enfrenta a la incertidumbre constante de saber si podrá seguir practicando su deporte.

Su pasión y talento no son suficientes para cubrir los gastos de entrenamiento, equipo y alimentación necesarios para competir a nivel internacional. Aunque recientemente las becas para deportistas han sido incrementadas gracias a la actual gestión de la CONADE, el apoyo sigue siendo limitado. La historia de ella es solo una de las muchas que representan la realidad del deporte en México: un ámbito repleto de talento, pero con poco respaldo.

México ha demostrado en múltiples ocasiones que tiene el potencial para destacarse en la arena deportiva mundial. Desde campeonatos en disciplinas como la gimnasia, el boxeo y el fútbol, hasta atletas que, con recursos escasos, logran alcanzar hazañas extraordinarias. Sin embargo, estos logros parecen ser más una excepción que la norma. ¿Por qué? La respuesta se encuentra en una estructura que ha fallado en posicionar al deporte como un derecho y una herramienta de cambio social.

Inversión: El primer gran obstáculo

Actualmente, México destina menos del 0.5% de su PIB al deporte y a la cultura física, un porcentaje que se queda corto en comparación con países como Australia y Noruega, que destinan entre el 2% y el 3% de su PIB. Esta diferencia presupuestaria es significativa: mientras que en otros países las instalaciones deportivas y los programas de apoyo para atletas son accesibles para la mayoría, en México, estas oportunidades están limitadas a pocos.

Las pocas inversiones que existen suelen perderse en problemas de administración, burocracia o, en el peor de los casos, en corrupción, lo que deja a los jóvenes sin espacios seguros y adecuados para su desarrollo deportivo. Este problema es un cáncer que aqueja desde la celúla gubernamental que configuran los municipios quienes ignoran del correcto funcionamiento de un órgano descentralizado que pugne por el fomento a la cultura física y el deporte, hasta el nivel estatal y por ende, el federal.

Salud Pública: un futuro en juego

El deporte y la actividad física son esenciales para combatir una de las mayores crisis de salud que enfrenta el país: el sobrepeso y la obesidad. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) de 2021, el 75% de la población adulta y el 35% de la población infantil en México tienen problemas de sobrepeso u obesidad.

En comparación, países donde el deporte es un pilar en la vida cotidiana, como Finlandia y los Países Bajos, presentan índices de obesidad mucho menores, con cifras cercanas al 22% y el 24%, respectivamente. ¿La diferencia? En estos países, desde edades tempranas se fomenta el deporte como parte de la educación y del bienestar integral. Además, estas naciones cuentan con políticas públicas que priorizan la salud a través de la actividad física.

Educación y deserción escolar: ¿realmente podemos darnos el lujo de prescindir del deporte? 

El deporte no solo es una herramienta para mejorar la salud física; también es un motor de retención escolar y desarrollo de habilidades sociales. Un informe del Banco Mundial de 2019 destacó que los programas deportivos bien estructurados pueden reducir la deserción escolar. En México, la tasa de abandono en secundaria y preparatoria se mantiene en un preocupante 15%, mientras que en Canadá, donde el deporte es parte fundamental del sistema educativo, la deserción escolar es inferior al 5%.

La integración de programas deportivos en las escuelas no solo fomenta la disciplina, sino que también ofrece a los estudiantes un espacio de pertenencia, promoviendo un sentido de propósito que, en muchos casos, los aleja de ambientes de violencia o delincuencia. El correcto desarrollo de políticas públicas en materia deportiva es más que un lujo, una urgencia a la que deben de voltear no solamente los ordenes de gobierno, sino tambien la sociedad civil organizada y empresas.

Deporte y cohesión social

Ya que Dinamarca estuvo de moda como referente coparativo en materia de salud, citemos a los países nórdicos, como Noruega y Suecia, quienes han demostrado que el deporte puede ser un factor clave en la prevención de delitos. En estas naciones, los programas deportivos se han utilizado como herramientas de inclusión y cohesión social, disminuyendo los índices de criminalidad a menos del 4%.

En México, la situación es alarmante: somos uno de los países con las tasas de homicidio más altas del mundo. Aunque existen algunos programas comunitarios que buscan prevenir la delincuencia a través del deporte, estos son limitados y, en su mayoría, no cuentan con el financiamiento o la infraestructura necesarios para llegar a un mayor número de personas. En su momento un desgastado FORTASEG buscó fomentar mediante estrategias de prevención del delito la práctica deportiva, sin embargo… Regalar balones no es sinónimo de acción contundente.

Educación Física: un derecho que no es accesible para todos

La Secretaría de Educación Pública (SEP) informa que apenas el 22% de las escuelas públicas en México cuentan con instalaciones adecuadas para la práctica deportiva. En países como Japón y Corea del Sur, el 100% de las escuelas tienen espacios para el deporte, y la educación física es obligatoria, valorada y respaldada.

Esta diferencia no solo limita el desarrollo físico de los estudiantes mexicanos, sino que también disminuye su acceso a oportunidades para desarrollar habilidades cruciales como el trabajo en equipo, la disciplina y la resiliencia, competencias esenciales para enfrentar los desafíos de la vida.

En este ámbito, la apuesta es generar programas donde la CONADE promueva la creación de escuelas de iniciación deportiva desde las escuelas de educación básica, donde el deporte actúe como un revulsivo en habilidades blandas como el trabajo en equipo, el liderazgo, la disciplina, la constancia, la responsabilidad, entre otras más.

¿Utópico? En absoluto; este rubro es más de voluntad y trabajo legislativo mediante una propuesta contundente, que un tema del eterno “no hay presupuesto”.

Becas para Atletas: ¿un cambio real?

A un mes del arranque de trabajos de la actual Presidenta de México, Claudia Sheinbaum, el reciente aumento en las becas para deportistas anunciado por la CONADE es un paso positivo, pero aun lejano de lo óptimo. Mientras en Estados Unidos y Rusia cada atleta de alto rendimiento recibe en promedio hasta $50,000 USD al año, muchos atletas en México sobreviven con becas que apenas alcanzan los $3,000 pesos mensuales.

Esta disparidad no solo afecta el rendimiento de los deportistas, sino que también envía un mensaje de desvalorización hacia quienes deciden dedicar su vida al deporte; se entiende: vamos arrancando el sexenio y la voluntad esta siendo acompañada de acciones. Desde éstas líneas rogamos que el enfoque a una mejora sustancial llegue con el reflejo de una mejor representación en los siguientes juegos olímpicos. Es una misión alcanzable, tanto para el Ejecutivo, como para la CONADE.

México se encuentra en una encrucijada. Podemos continuar con políticas cortoplacistas y ver cómo las futuras generaciones de jóvenes pierden oportunidades, o podemos integrar el deporte como una pieza fundamental en nuestra estructura social. El deporte no solo debe ser un medio de entretenimiento; debe transformarse en una herramienta de desarrollo social y humano. Implementar políticas públicas bien diseñadas y asignar un presupuesto adecuado no solo beneficiaría a los atletas, sino que mejoraría la calidad de vida de la población en general.

Si tomamos decisiones informadas y comprometidas con el largo plazo, México podría ver una reducción en las tasas de enfermedades crónicas, un aumento en la retención escolar y una disminución en los índices de violencia. Otros países ya nos han mostrado que los beneficios del deporte no son inmediatos, pero sus efectos a largo plazo pueden transformar la sociedad. Invertir en deporte es, sin duda, apostar por un México más saludable, más unido y más fuerte. No, no lo decimos por decir, proyectos sólidos y consolidados ante el BID, ante la CEPAL y una larga lista de organismos interacionales respaldan que es momento de actuar. ¿Estaremos listos para hacer esa apuesta?

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Jordan Páez Romero
Jordan Páez Romero
Politólogo. Creyente de que una palabra puede contagiar de cambio.
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