
ACAPULCO.— El Buque Escuela Cuauhtémoc no sólo es un símbolo de la Armada, sino también de la creciente participación femenina en las fuerzas navales. Actualmente, 20 mujeres forman parte de la tripulación, un logro significativo desde que, en 2011, embarcaron las primeras navegantes.
Con dos meses de mantenimiento en el Astillero Número 2 de la Armada de México, el Buque Escuela Cuauhtémoc se prepara para brillar majestuoso en su próximo crucero de instrucción.
La nave, conocida como el Embajador y Caballero de los Mares, ha iniciado su segunda fase de revisión mecánica, aire acondicionado, electricidad y pintura, asegurando que esté en óptimas condiciones para su travesía.
Excélsior tuvo el privilegio de embarcarse en esta icónica nave durante 42 horas de navegación por las costas de Oaxaca y Guerrero, siendo testigos del ritmo y la vida a bordo de esta emblemática embarcación.
El movimiento en el buque es constante. Puertas que se abren y cierran, personal de guardia que entra y sale de los camarotes, las salas, todo en una sincronía perfecta para garantizar una navegación segura.
Un recorrido por las instalaciones nos reveló la vida cotidiana en el Cuauhtémoc: camarotes largos con literas de tres camas, salones de estudio con guitarras para el relax después de las largas jornadas y una cocina donde se prepara una alimentación para la tripulación.
El corazón del buque: la zona de calderas
En la sala de máquinas está Karina Gil, la única mujer maquinista a bordo. Con sólo 1.55 metros de estatura y una sonrisa nerviosa, contó cómo pasó de atender la tienda de sus padres a convertirse en una maquinista naval.
Cuando ingresé a la Armada de México sólo había dos opciones: infante o maquinista. No me llamó la atención portar un arma, así que decidí ser maquinista”.
Junto con sus compañeros, Karina tuvo apenas 42 horas para asegurarse de que las calderas y máquinas estuvieran en funcionamiento para el próximo crucero de instrucción 2025. Su historia es una inspiración para las nuevas generaciones de mujeres dentro de la Armada.
Las mujeres que abren camino en el Cuauhtémoc
La primera maestre, Silvia Patricia Cervantes Santana, del área administrativa, es parte de la segunda generación de mujeres en el Buque Escuela.
Desde 2011 hasta hoy, el número de mujeres ha ido aumentando. Ya hay jefes de departamento, y en siete a 10 años es posible que tengamos una comandante en el Cuauhtémoc”, comentó con orgullo.
En la peluquería, la tercera maestre Margarita Buitmea Parra compartió cómo llegó a la Armada por casualidad. “Mi amiga me pidió que me inscribiera, pero ella nunca lo hizo. Yo terminé aquí y llevo dos años”, dijo con una sonrisa.
Margarita no sólo se encarga de cortar el cabello a la tripulación —más de 9 mil 200 cortes en un crucero de ocho meses—, sino que también sube al mástil para amarrar las velas y vigilar el mar con binoculares para reportar posibles embarcaciones cercanas.
La logística
La teniente de Navío, Clementina Roque Córdoba, jefa del Departamento de Logística, es la encargada de que el buque esté abastecido. “Llevamos unas 40 toneladas de víveres, carne, leguminosas, verduras y 120 mil litros de agua potable que se generan mediante una planta desalinizadora”, explicó Clementina.
El proceso de abastecimiento dura 15 días, todo bajo una logística meticulosa para garantizar que la tripulación cuente con todos los recursos necesarios para un viaje de varios meses.
bajo la bandera mexicana
La magia del Cuauhtémoc se percibe en altamar. Las embarcaciones que cruzan su camino lo saludan con respeto, mientras delfines y tortugas lo acompañan, atraídos por el sonido de las olas que genera al avanzar.
Tras 42 horas de navegación, seis horas antes de lo previsto, el Cuauhtémoc atracó en la región naval de Acapulco para abastecerse de combustible y alimentos y prepararse para recibir a los cadetes de la Heroica Escuela Naval Militar.
Desde Acapulco, zarpará hacia Cuba, Jamaica, Estados Unidos y varios países de Europa del norte, llevando el mensaje de amistad y hermandad que caracteriza al pueblo mexicano.
Han pasado 132 años desde que los primeros cadetes de la Heroica Escuela Naval Militar zarparon para su instrucción en altamar a bordo de la Corbeta Escuela Ignacio Zaragoza, en 1892.
Aquella travesía marcó el inicio de una tradición naval que ha forjado a generaciones de marinos mexicanos, aunque esa historia inicial parece haberse desvanecido ante la imponente presencia del Velero Escuela Cuauhtémoc, el actual símbolo de la Armada de México y orgullo de la navegación mexicana.
El 29 de julio de 1982, el Velero Escuela Cuauhtémoc inició su leyenda. Apodado con orgullo como el Embajador y Caballero de los Mares, este buque ha recorrido los océanos durante 43 años sin mostrar signos de desgaste. Su estructura permanece intacta, libre de raspones y daños, reflejando la majestuosidad y el prestigio que ha acumulado a lo largo de sus incontables travesías por los mares del mundo.
Detrás de la impecable conservación de este velero está el trabajo meticuloso de los trabajadores del Astillero Número 1 en Salina Cruz, Oaxaca. Este astillero, que comenzó su historia en 1906 con la construcción de su dique seco, es el sitio donde el Cuauhtémoc recibe el mantenimiento y las reparaciones necesarias para mantener su prestación y seguridad.
Las largas travesías por diferentes continentes inevitablemente dejan huellas en su estructura, pero cada daño es analizado y restaurado por manos expertas. Sin embargo, la leyenda del Cuauhtémoc no sólo radica en su elegancia y resistencia, sino también en un misterio que ha perdurado con los años. En el astillero, todos conocen la historia de una Virgen de Guadalupe escondida en el corazón del buque.
A pesar de que algunas piezas del velero han sido reemplazadas a lo largo de los años, nadie se ha atrevido a buscar la imagen, por lo que la leyenda de la Virgen sigue viva, protegiendo al Cuauhtémoc.
Así, la historia de la instrucción naval en México navega entre la memoria de la Corbeta Zaragoza y la leyenda del Velero Cuauhtémoc.
Fuente:
Raúl Flores-https://www.excelsior.com.mx/nacional/mujeres-inyectan-vapor-a-buque/1705350