OTRA VISIÓN
por Jorge Fernández H.
Hoy, Jueves 6 de noviembre
UN LLAMADO A LA CONCIENCIA CÍVICA: TRAS EL ASESINATO DE CARLOS MANZO EN URUAPAN
En la noche del pasado 1 de noviembre, durante la tradicional celebración del Festival de las Velas en el centro de Uruapan, Michoacán, el presidente municipal Carlos Manzo fue víctima de un ataque armado. Los hechos ocurrieron alrededor de las 20:10 horas, y Manzo fue trasladado al hospital, donde falleció minutos después.
Uno de los agresores fue abatido, mientras que otros dos quedaron detenidos.
El crimen ha sacudido no sólo a la comunidad de Uruapan sino al país entero.
Las manifestaciones de indignación se extendieron por Michoacán, ante la sensación de que, en ciertos momentos, el Estado no ha logrado garantizar la seguridad que todo ciudadano merece.
En este contexto, quiero dirigir un mensaje de corresponsabilidad, sin caer en la tentación de señalar a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ni al gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, como responsables individuales de esta tragedia. Ellos tienen funciones que cumplir en el ámbito de la seguridad y la protección ciudadana; la presidenta condenó con firmeza el atentado y aseguró que no habrá impunidad.
Pero esta terrible pérdida sí debe servir como despertador para toda la sociedad civil: somos muchos más los buenos que los malos, y nuestra voz, nuestros ojos, nuestros oídos tienen un poder que puede transformarse en esperanza. Cuando ciudadanos de cada municipio, de cada barrio, están dispuestos a ver, a escuchar y a denunciar lo que no está bien —cuando se atreven a levantar la voz ante situaciones irregulares o delictivas—, se multiplica la fuerza de la ley, de la justicia y de la paz.
En el caso de Carlos Manzo, no podemos ignorar que él mismo había advertido la gravedad de la situación en su municipio, solicitando apoyo federal y estatal ante amenazas que lo acosaban.
Su muerte en un acto público, rodeado de familias y niños, nos recuerda lo frágil que es nuestra seguridad cuando el crimen organizado se mezcla con la vida cotidiana.
Por eso lanzo este llamado: que cada ciudadano se convierta en un reflejo de la autoridad moral que necesitamos.
No basta con esperar que las instituciones hagan todo; cada uno de nosotros puede aportar algo: una llamada, una denuncia, un testimonio, una acción de solidaridad frente a la injusticia.
No se trata de sembrar miedo, sino de reforzar esperanza. No se trata de dividir, sino de unirnos más fuerte contra lo que nos amenaza.
México es un país grande, lleno de gente buena, trabajadora, noble.
No permitamos que los criminales se apropien del silencio, del temor, de la resignación.
Si nos mantenemos vigilantes, activos, colaborativos, habremos dado un paso firme hacia una sociedad más segura, más libre, más justa.

Que el ejemplo de Carlos Manzo no sea la nota final, sino el impulso para que muchos se animen a alzar la voz.
La impunidad no debe volverse costumbre.
La justicia debe prevalecer. Y nuestra patria merece que todos nos pongamos de pie, unidos, decididos.
MÉXICO VIVE!!!
VIVA MÉXICO!!!



