Arte ruso con color mexicano

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    México, 2 Jul (Notimex).- Masha Vinogradova es una escultora y pintora rusa que arribó a este país junto a su esposo mexicano y su pequeña hija hace ya 20 años, y encontró en la diversidad de colores de los mercados de México una nueva inspiración, que plasma en cada una de sus obras.

    A su llegada Masha, además de quedar cautivada por la viveza y el colorido entorno de la Ciudad de México, se rindió ante el clima, la naturaleza, las montañas, y los paisajes.

    “Aquí uso colores muy fuertes, colores mexicanos. Es una de las impresiones muy fuertes que me influyeron como artista, cuando ves en el mercado mexicano frutas y verduras en abundancia de colores, piñatas, en todos estos supongo que me inspiro”, detalló.

    En entrevista con Notimex, Masha confesó que antes de venir a México, pintaba en su natal San Petersburgo con colores pálidos, muy elegantes, pues tiene una gama infinita de grises. Sin embargo, no por eso se olvida de Rusia, pues en cada trazo trata de conservar sus raíces.

    Muestra de ello es que varias de sus obras las dedica a Petrushka, un payasito que viaja de ciudad en ciudad narrando cuentos, a través del cual la artista relata sus historias visuales.

    “Cuando llegué lo primero que pinte fueron arlequines Petrushka. A la mejor porque extrañaba Rusia, mi otra vida, llegamos con dos maletas y una beba de ocho meses, mi marido con una llena de libros y yo con una de pinturas, una camisa y un vestido. Había que empezar desde cero, no había tiempo para extrañar Rusia”, recordó.

    México y Rusia, unidos por el arte

    Situada al Noroeste de Rusia, en la delta del río Nevá, a orillas del mar Báltico, San Petersburgo es la segunda ciudad más poblada del país, y Masha la describe como una localidad con paisajes hermosos y gran arquitectura.

    “Extraño muchas cosas, estoy enamorada de San Petersburgo, extraño mucho el agua, a lo mejor por eso estamos aquí, en este lugar porque al frente de la casa corre un pequeño río”, apuntó.

    La pintora quien lleva 70 exposiciones en solitario, refirió que en sus esculturas regresa a sus raíces rusas, por eso es su última pieza decidió esculpir un marinero sentado en un pequeño barco con la mirada al cielo.

    “En este caso quería hacer un poquito más artista contemporáneo, aparece una base de bronce de fontanería y arriba es la parte bonita”, aseguró.

    A través del surrealismo mágico, Masha acerca a los mexicanos un poco de San Petersburgo, y también lo hace mediante los peces, que se pueden apreciar con mayor frecuencia en su arte de diferentes formas y colores.

    “En muchas de mis obras aparece el pez, era la comida principal del pueblo. Los peces son muy interesantes para los cuadros, viven en el agua en una libertad bonita, es un ser diferente completamente a nosotros”, subrayó.

    Entre los cuadros que se pueden apreciar en el estudio de la artista, destacan diferentes pinturas de un ser humano sin sexo, donde lo conjuga con la naturaleza acompañada de un animal.

    Masha también rinde tributo a la historia zarista de Rusia, pues en varias pinturas y esculturas se puede apreciar a Pedro el Grande.

    En cuanto al tiempo de elaboración, comentó que es variable pues hay algunas que salen en un solo día y otras pueden tardar semanas, meses o hasta un año.

    Como persona, Masha admira la trayectoria de más de 30 años del escultor mexicano, Javier Marín, a quien confesó le gustaría conocer para poder conversar acerca de su obra y preguntarle cómo esculpe sus figuras gigantes.

    Combinando las tradiciones

    Así como Masha logró combinar en cada una de sus obras la cultura rusa adornada con colores mexicanos, lo mismo pudo hacer con la gastronomía, pues realiza platillos ruso-mexicanos.

    “Me gusta la comida mexicana, no como muy picante. Los rusos comemos mucha papa, entonces en casa la comemos con mole. Para nosotros el mole es la salsa multiusos que va con todo”, dijo.

    “Los nopales me encantan en cualquiera de sus presentaciones, tamales oaxaqueños y normales. La tortilla me gustan las hechas a mano”, destacó.

    Sin embargo, el guisado que no puede faltar en la mesa de la familia de la escultora durante alguna celebración rusa como el 1 de enero Año Nuevo, 7 de enero Navidad, 9 de mayo Día de la Victoria y 12 de junio día de Rusia, es la tradicional ensalada Olivier (rusa).

    “Esta es la receta de mi abuelita, carne de res hervida picada en cuadritos, papa en cuadritos, zanahoria, huevo picado en cuadritos, chícharo, cebolla, pepinillo salado y mayonesa”, compartió.

    Masha está casada con un mexicano con el que procreó dos hijas. En Rusia vive su madre, quien cada vez que visita México queda fascinada con el clima, comida, frutas y verduras, lo mismo que atrapó a la escultora.

    “Rusia es mi patria. Cuando viajo allá extraño México, mi casa está aquí. Yo soy mexicana. México es el país donde vivo , donde crecieron mis niñas, que me da de comer que me apapachó y nos sigue manteniendo. Es mi país”, afirmó.

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