Empleo al portador: ¿Estamos preparados para lo que viene?

“Necesito trabajar a tope los siguientes tres años. Mi área de desarrollo profesional será sustituible, y todo lo que hago hoy será obsoleto…”

Martes, una conversación que pasó de lo cotidiano a la expresión genuina de preocupación por la inminente -y aparentemente imparable- absorción de las IAs de incuantificables sectores laborales. En esta conversación, sostuvimos en resumen el sentir de toda una generación. En el fondo, el mensaje es claro: muchos empleos que hoy ocupan las juventudes mexicanas están en la cuerda floja ante la acelerada automatización y adopción de inteligencia artificial (IA).

La inquietud es palpable y fundamentada: ¿qué sucederá cuando las máquinas puedan reemplazar, con mayor eficiencia y menor costo, la labor de miles de jóvenes que ahora apenas comienzan sus carreras? ¿Estamos como país preparados para enfrentar el reto que esto supone?

El impacto real de la automatización en las Juventudes Mexicanas

Según el Foro Económico Mundial, se estima que para 2025 hasta el 40% de las habilidades requeridas en el mercado laboral cambiarán, y cerca del 85 millones de empleos tradicionales podrían desaparecer a escala global. En México, sectores como la manufactura, la atención al cliente, y ahora incluso áreas administrativas y creativas, están siendo rediseñados para maximizar la eficiencia mediante IA y procesos automáticos. Esto implica que profesiones que alguna vez ofrecían estabilidad laboral se están volviendo cada vez más inseguras.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) también señala que, a nivel global, los jóvenes están dos veces más expuestos a empleos vulnerables ante la automatización, y México no es la excepción. Actualmente, el 26% de los trabajadores jóvenes en el país están en empleos de alto riesgo de automatización en los próximos años, un porcentaje alarmante que crece cada año.

La educación en apuros: un sistema desfasado ante nuevas demandas

A pesar del avance tecnológico y las proyecciones sobre el futuro laboral, el sistema educativo en México sigue formando a los jóvenes en habilidades que pronto serán obsoletas. Los planes de estudio, que apenas se han actualizado en las últimas décadas, todavía no incorporan materias clave como programación, pensamiento computacional o habilidades de análisis de datos, que son esenciales en la economía digital. En contraste, países como Finlandia, Singapur y Corea del Sur están incluyendo estas competencias desde los niveles básicos de educación, creando una ventaja competitiva para sus juventudes en el mercado global.

Además, los modelos educativos tradicionales no fomentan la adaptabilidad ni el aprendizaje constante, dos habilidades que hoy resultan fundamentales para los jóvenes que enfrentarán múltiples cambios de carrera a lo largo de su vida laboral. Mientras en México el foco sigue siendo la estabilidad en una sola profesión, el mercado demanda perfiles que puedan aprender y adaptarse rápidamente a nuevas tecnologías y dinámicas.

Las áreas de oportunidad en un futuro incierto

A pesar de los riesgos, la automatización también está creando nuevas oportunidades. Según LinkedIn y el Banco Mundial, el desarrollo de IA, la ciberseguridad, el análisis de datos y las energías renovables son sectores en expansión que requieren nuevas habilidades y ofrecen empleos bien remunerados. No obstante, el acceso a estos empleos no es universal: se requiere de una formación especializada que muchas juventudes mexicanas no pueden costear o que no está disponible en sus localidades. Este es otro desafío que el gobierno y el sector privado deben considerar si queremos evitar una brecha de desigualdad aún mayor.

Por otro lado, existe una enorme oportunidad en la economía creativa y los servicios personalizados, áreas en las que la automatización aún no puede reemplazar el toque humano. Sin embargo, el desarrollo de estas industrias en México aún es lento, y se requieren políticas públicas que impulsen tanto la innovación como el emprendimiento juvenil.

Un problema que trasciende a las juventudes: la urgencia de capacitar a las generaciones en activo

Aunque la conversación sobre la automatización suele centrarse en los jóvenes, el impacto de la inteligencia artificial y la automatización afecta igualmente a profesionistas entre los 35 y los 60 años. Para este grupo, la amenaza radica en que muchas áreas en las que han construido sus carreras —como la supervisión, el control de procesos, y la administración de protocolos— también están en proceso de ser absorbidas por la tecnología.

Hoy, roles administrativos y de supervisión que históricamente han sido estables se enfrentan a una realidad diferente: los algoritmos y sistemas de IA pueden realizar muchas de estas tareas de manera más rápida y con menos errores. Según un reporte de McKinsey, hasta el 50% de las actividades laborales de estos sectores podrían automatizarse en la próxima década. Este cambio plantea un dilema importante: ¿cómo pueden adaptarse los trabajadores con experiencia en sus campos, pero con menos exposición a nuevas tecnologías?

La Brecha de Capacitación: un reto para los profesionistas en edad activa

En México, menos del 25% de los adultos entre 35 y 60 años ha recibido algún tipo de capacitación en habilidades digitales o tecnológicas en los últimos cinco años, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Esto significa que una gran parte de esta población carece de los conocimientos necesarios para integrarse a entornos digitalizados o liderar equipos en procesos tecnificados, lo cual limita su competitividad.

A diferencia de las generaciones más jóvenes, que crecen rodeadas de tecnología, los profesionistas de mayor edad requieren un esfuerzo adicional para adaptarse a las nuevas herramientas. Sin embargo, las oportunidades de capacitación para este grupo etario son limitadas y, a menudo, costosas, lo que reduce aún más sus posibilidades de mantenerse vigentes en el mercado laboral.

La reconversión profesional y el reskilling: alternativas inaplazables

Si bien algunos sectores están implementando programas de reconversión profesional —conocidos como reskilling—, estos no están siendo suficientes. Países como Singapur y Alemania han adoptado programas de capacitación continua financiados parcialmente por el Estado, que permiten a los trabajadores de todas las edades actualizar sus competencias tecnológicas y técnicas. En contraste, en México, el número de programas de reskilling aún es insuficiente y suelen enfocarse en sectores específicos, como la industria manufacturera, dejando fuera a muchos otros profesionistas.

Para hacer frente a este problema, es esencial que las políticas públicas promuevan la inversión en programas de capacitación y reconversión laboral. Estos programas deben ofrecerse en diferentes modalidades —como cursos en línea y talleres presenciales— y ser accesibles a través de subsidios o incentivos fiscales para las empresas. Sin una estrategia de reskilling inclusiva y de alcance nacional, el riesgo de que miles de trabajadores experimentados queden relegados del mercado laboral aumenta significativamente.

Políticas Públicas urgentes para adaptarse al cambio

México necesita adoptar políticas de reconversión laboral, como las que ya implementan países como Alemania, donde los programas de capacitación técnica permiten a juventudes y trabajadores en activo reorientar sus habilidades hacia sectores en crecimiento. Asimismo, el gobierno debería fomentar alianzas con empresas de tecnología para ofrecer certificaciones y formación en habilidades digitales a estudiantes de nivel medio y superior, asegurando que tengan una base de conocimientos actualizada.

Además, es fundamental que el Estado incentive fiscalmente a las empresas que inviertan en la capacitación de sus empleados en tecnologías emergentes y en IA. Este tipo de programas ya existen en países como Francia y Japón, donde el gobierno ofrece créditos fiscales y subsidios para empresas que demuestran un compromiso con la formación de sus empleados en competencias tecnológicas.

El panorama es desafiante, pero no inmutable. Las clases trabajadores mexicanas -y globales- tienen un potencial enorme, y con la guía adecuada podrían adaptarse exitosamente a la era digital. No se trata de temer al avance tecnológico, sino de adaptarse y aprender a navegar en el nuevo contexto que plantea la automatización. Para ello, tanto las políticas públicas como el sistema educativo deben evolucionar con urgencia.

¿Y… luego?: Confío, creo fervientemente que México es un país de gente muy capaz. Creo que nuestras juventudes y la clase trabajadora en activo están listas para enfrentar estos cambios depende de las decisiones que tomemos hoy como sociedad. El futuro laboral de los  mexicanos no puede depender de la suerte ni de su capacidad individual de adaptarse, sino de un sistema que los prepare para competir y prosperar en un mundo en constante transformación.

Veremos pues, si el gobierno avanza en el tema sobre el escritorio referente a la jornada de 40 horas -lo cual ya no debería ser un tema de debate, sino de realidades- y comienza a centrar su maquinaria legislativa y ejecutiva para poder brindar certeza a algo que no detiene su avance, así como el tiempo propiamente.

P.D.: esta imagen (misma que es la miniatura de esta nota) fue hecha con un prompt básico en menos de 40 segundos, pero la IA no sabe contar bien aún dedos de manos. La esperanza muere al último, o al menos, hasta el siguiente parche de actualización…