Francisco Javier Guerrero, conocido como “El señor de las donas” o “El vendedor de donas”, es un ícono de la comunidad de Loma Bella en la ciudad de Puebla. Con más de 40 años de dedicarse a la venta de donas desde su bicicleta, su historia es un testimonio de perseverancia, amor familiar y emprendimiento. Su vida y trabajo no solo han dejado una huella en su vecindario, sino que también han sido motivo de celebración, con un homenaje programado para rendirle tributo a su trayectoria el 30 de noviembre próximo.
La historia de Javier Guerrero no comenzó en la venta de donas, sino en el ámbito corporativo. Durante más de dos décadas, trabajó en diversas empresas, alcanzando incluso el puesto de supervisor. Sin embargo, el deseo de proporcionar una vida mejor para su familia, especialmente para su hijo con discapacidad, lo llevó a buscar alternativas que le ofrecieran mayores ingresos. La lucha diaria por el bienestar de su hijo, a quien le dijeron que no podría caminar, fue la chispa que encendió su espíritu emprendedor.
“Más que nada me enfocaba por las necesidades de los gastos, tengo a mi gordo que es un ángel (su hijo), es discapacitado, la verdad es que empezamos a luchar (…) recibí mucho apoyo de mi esposa (…) desde que él era muy pequeño nos dijeron que no iba a poder caminar”, relata el señor Guerrero.
Él y su esposa, Ángeles Pérez, se encontraron en la necesidad de innovar para salir adelante. Fue en este contexto que un compañero de trabajo le compartió una receta de donas muy popular. Aunque inicialmente renuente, el colega finalmente decidió confiarle la receta, lo que marcó el inicio de su aventura en el mundo de la repostería.
El comienzo de la venta
Con la receta en mano, Javier comenzó a elaborar donas y ofrecerlas en su colonia. Sin embargo, la respuesta del público no fue la esperada. Fue entonces cuando su compañero le sugirió un enfoque más personal: salir a vender directamente. Juntos recorrieron la colonia, tocando puertas y ofreciendo muestras de sus donas, lo que le permitió hacerse conocido poco a poco.
“Al principio no me fue bien, las hice, pero no se vendían, no me compraban, iba de puerta en puerta. Le hablé al chavo que me dio la receta y le dije que no se vendían sus donas, me contestó que cómo no se iban a vender y me dijo que el que no se vendía era yo. Fue entonces que recorrimos diferentes casas regalando donas para que me conocieran”, recuerda “el señor de las donas”.
Este contacto directo con la comunidad fue crucial para su éxito. A partir de 1984 Javier decidió dedicarse por completo a su negocio, abandonando su empleo. Su bicicleta se convirtió en su herramienta principal, y su característico grito de “¡Donas de chocolate, donas!” resonaba por las calles, ganándose el cariño de los vecinos.
Menú y accesibilidad
Las donas que Javier vende hoy en día son de varios sabores: vainilla, azúcar, chocolate y crujientes, cada una a un precio accesible de 7 pesos. Un aspecto notable de su negocio es su flexibilidad en los pagos, permitiendo que sus clientes paguen a plazos si no cuentan con el dinero en el momento. Esta empatía hacia las necesidades de sus clientes ha cimentado su popularidad en la comunidad.
“Me decían que no les alcanzaba, entonces yo les decía que no se preocuparan, que tenían créditos (…) antes les daba hasta 3 meses, hoy día solo 3 semanas. Hubo quienes no me pagaron, pero no pasa nada”, describe.
A lo largo de su trayectoria, Javier ha enfrentado desafíos significativos, incluyendo el alto volumen de pedidos. En una ocasión, recibió un pedido de mil donas para una escuela en un solo día, lo que lo llevó a trabajar a toda prisa con la ayuda de su esposa y su compadre.
Historias de asaltos
Sin embargo, no todo ha sido fácil. También ha tenido que lidiar con la inseguridad, habiendo sido asaltado en varias ocasiones mientras vendía por la noche, motivo por el cual ya no vende en horario nocturno.
Comparte dos historias que le ocurrieron:
“Iba yo a comprar la harina, me salieron como 3 hombres altos, y me dijeron que les diera mi bici y todo lo que traía, les contesté que no, y se me ocurrió decirles que yo era amigo de Fernando ‘El negro’, yo no lo conocía, pero había escuchado que era de una banda en las calles, entonces fue mi excusa y que me dejan ir (…)”.
“Otra es que, junto al Periférico iba yo y que me sale una banda completa, justo cuando se iban acercando a mí que llega una patrulla y los de la banda me dijeron que dijera que me estaban comprando, la policía me preguntó si todo bien, yo tuve que decir que sí, que todo estaba bien (…) la patrulla se fue, ellos me agradecieron y al final me pidieron que les regalara unas donas”.
Su esposa con su hijo
Mientras Javier construía su negocio, su esposa Ángeles se dedicaba al cuidado de su hijo. Su esfuerzo y dedicación han dado frutos, ya que hoy su hijo es capaz de correr hasta 800 metros. Ángeles, por su parte, se ha convertido en un pilar para mucha gente, ayudando a otras personas con discapacidades a superarse.
“Tengo una esposa que todos mis respetos, ella empezó a llevarlo al deporte, le vieron tanto potencial (a ella) que empezó a colaborar con dependencias para que ella los ayudara con personas con discapacidad”, destaca Guerrero.
Le harán homenaje al “Señor de las donas”
A sus 72 años, Francisco Javier Guerrero sigue vendiendo donas, comenzando su jornada a las 3:00 de la mañana para asegurarse de que sus productos estén frescos y listos para sus clientes. Cada domingo inicia sus ventas a las 9:00 horas, mientras que entre semana lo hace a las 8:00. Recorriendo cada una de las calles de la colonia.
El reconocimiento a su labor no se ha hecho esperar. El próximo 30 de noviembre se llevará a cabo un homenaje en el Salón Social de Loma Bella, donde se celebrará su contribución a la comunidad y se obsequiarán alrededor de 200 donas. Este evento no solo es un tributo a su esfuerzo y dedicación, sino también un reflejo del cariño que la gente de Loma Bella ha cultivado hacia él a lo largo de los años.
“Se siente bonito porque nos lo harán en vida, lo ves y lo sientes, yo sé que si algún día llego a faltar la gente se va a acordar de mí (…) solo me queda decir gracias por la confianza, de corazón los estimo bastante y si alguien quiere apoyo, yo estaré para ellos (sus clientes)”, concluye el señor Francisco Javier Guerrero.
Fuente:
Eduardo Romero-https://www.elsoldepuebla.com.mx/local/francisco-javier-guerrero-el-senor-de-las-donas-un-clasico-en-loma-bella-clasicos-poblanos-12901526.html