El Auditorio Nacional fue testigo de una noche llena de energía y emociones desbordantes gracias al inigualable talento de Juanes. El concierto, que abarcó una amplia gama de estilos musicales, comenzó con la característica fusión de rock y el estilo clásico del artista colombiano, para culminar con la inclusión de mariachis en el escenario.
Desde el momento en que el carismático intérprete de “A Dios le pido” se alzó en el escenario, la audiencia quedó hechizada por su ritmo contagioso y la magia de su guitarra. Casi de inmediato, el público se levantó de sus asientos, ansioso por participar en esta experiencia musical única. Incluso, varios seguidores emocionados no pudieron resistirse y se acercaron al escenario para saludar al artista, quien con humildad les estrechó la mano mientras sus icónicas canciones se entrelazaban en el fondo.
Juanes, visiblemente conmovido, compartió sus pensamientos sobre cómo la pandemia había mantenido una distancia temporal entre él y sus fervientes admiradores mexicanos. Antes de interpretar “Fotografía”, uno de los momentos más emotivos de la noche, expresó su gratitud y rememoró sus visitas anteriores a la Ciudad de México con una anécdota memorable: “Ciudad de México, hoy es una noche especial porque está completamente llena, gracias de corazón. La primera vez que vine fue en 1996, y cuando llegué como solista en 2010, lo primero que escuché en el aeropuerto fue: ‘Juanes, pero eres bien chaparro’. Así es como me dieron la bienvenida”.
Durante el concierto, Juanes demostró su conexión única con el público al descender al nivel de la audiencia para tocar “Para tu amor”. Los fans le dieron la bienvenida con entusiasmo, dejando espacio para que el artista compartiera este emotivo momento con ellos. Aprovechando la ocasión, promocionó su nuevo álbum, “Vida Cotidiana”, y agradeció a su leal público por su cálida recepción, afirmando: “Aprender a amar es la única misión en este camino”.
Uno de los puntos culminantes de la velada llegó con la interpretación de “La camisa negra”, provocando una oleada de emociones entre los asistentes, quienes se apresuraron a acercarse al escenario. El icónico riff de guitarra inundó el Auditorio Nacional y la multitud se unió en un coro unido, cantando con pasión: “Tengo, tengo la camisa negra, porque negra tengo el alma”.
El espectáculo continuó con “A Dios le pido”, una canción que inundó el recinto con una auténtica atmósfera de rock, realzada por las luces moradas del escenario y una suave capa de humo. Después de la interpretación, Juanes solicitó permiso al público para afinar su guitarra en vivo, compartiendo una perspectiva genuina sobre lo que sucede cuando se toca en vivo. Con entusiasmo, preguntó: “¿Están conmigo esta noche, México?”
Cuando el concierto se acercaba a su clímax, Juanes invitó a la audiencia a iluminar el lugar con sus teléfonos, introduciendo “Se fue la luz en todo el barrio”, una canción llena de ritmo y vitalidad que hizo que las luces de los teléfonos se balancearan al son de la música.
A medida que el concierto llegaba a su fin, Juanes compartió su profundo amor por la música mexicana, recordando cómo había sido influenciado por las canciones de legendarios artistas como Pedro Infante y Vicente Fernández desde su niñez. Con un tono emotivo, expresó: “Yo, desde Medellín, escuchaba música mexicana desde que era un niño, escuchaba boleros como los de Pedro Infante, Vicente Fernández… ¿cómo no amar a México con esta música tan hermosa?”
El concierto concluyó en un espectacular despliegue de mariachis, con Juanes rodeado de estos músicos mientras interpretaba clásicos como “Querida” de Juan Gabriel, seguido de “El Rey” y “Mujeres divinas” de Vicente Fernández. El público despidió a Juanes coreando su nombre, y la noche concluyó con un festín de sonidos colombianos y mexicanos, dejando una impresión imborrable en los corazones de todos los presentes.