Unos sesenta músicos de la Nueva Orquesta Filarmónica de Tokio afinan sus instrumentos antes de una inédito y salvador concierto: una versión musical del teletrabajo, impuesta por la pandemia del coronavirus.
Los músicos aparecen en un mosaico de pequeños cuadraditos en una pantalla, tras haber grabado por separado sus partituras, que serán luego mezcladas en alegre armonía gracias a las tecnologías digitales.
Algunos están en sus casas, otros bajo una hermoso cielo azul, cada cual con su instrumento.
Varias escenas son familiares para los millones de trabajadores confinados a domicilio en todo el mundo: tras un músico de edad madura, dos niños de pocos años se divierten en un rincón, posiblemente sus nietos.
“Nunca pensé que esto podría funcionar”, afirma a la AFP un músico de tuba, Kazuhiko Sato, de 44 años. Finalmente, se encerró con su instrumento en una habitación insonorizada y filmó con su teléfono su pieza musical, esencialmente bajos rítmicos.
– “Años tocando juntos” –
El segundo violín, Sohei Birmann, de 35 años, es más optimista.
“Hemos tocado juntos durante años, y me dije que podíamos hacer todo esto sin problema”, dice a la AFP, con una gran sonrisa.