OTRA VISIÓN
Por Jorge Fernandez
Las Olimpiadas, este magno evento que cada cuatro años reúne a los mejores atletas del mundo,va fluyendo con resultados que si no nos llenan de orgullo, pues vamos con 2 medallas de plata y 1 de bronce, en el número 45, nos compromete a reflexionar y ahora con el nuevo gobierno, tener la esperanza de que se pondrá más atención a este rubro y podremos en un futuro, acceder a mejores resultados, mejores números!
Este año, México ha logrado un desempeño notable, con nuestros atletas trayendo a casa un puñado de medallas que nos recuerdan que podemos lograrlo, pero debemos esforzarnos más, que hemos llegado, pero que aún nos falta mucho por alcanzar.
Las victorias y las medallas son, sin duda, motivo de celebración; sin embargo, también es momento de reflexión y de mirar hacia adelante con la firme determinación de mejorar.
La emoción y el fervor patriótico se desbordaron cuando vimos a nuestros compatriotas en el podio.
Las medallas de bronce y plata obtenidas son testimonio del talento, la dedicación y el sacrificio de nuestros deportistas. Cada una de ellas tiene detrás historias de esfuerzo incansable, de luchas personales y de sueños cumplidos. Nos demuestran que, con el apoyo adecuado, el talento mexicano puede competir al más alto nivel.
Sin embargo, no podemos cerrar los ojos ante una realidad ineludible: aún nos falta mucho para alcanzar el máximo potencial de nuestros atletas. Mientras que celebramos estas medallas, también debemos preguntarnos qué podemos hacer para que sean más, para que sean de oro. ¿Qué necesitan nuestros atletas para competir en igualdad de condiciones con aquellos de países que invierten significativamente más en sus programas deportivos?
El éxito en las Olimpiadas no es solo cuestión de talento natural, sino de entrenamiento riguroso, de acceso a instalaciones de primer nivel, de apoyo nutricional y psicológico, y de una estructura sólida que fomente el desarrollo deportivo desde las bases. Países con resultados más sobresalientes cuentan con programas que identifican y desarrollan talentos desde temprana edad, brindándoles las herramientas necesarias para destacar en el escenario mundial.
En México, tenemos un largo camino por recorrer en términos de inversión y desarrollo deportivo. Debemos fomentar una cultura que valore el deporte no solo como espectáculo, sino como una parte integral del desarrollo de nuestra juventud. Es imperativo que nuestras autoridades y patrocinadores privados se comprometan a proporcionar el apoyo necesario para que nuestros atletas puedan alcanzar su máximo potencial.
Las historias de nuestros medallistas olímpicos son una fuente de inspiración. Nos recuerdan que, a pesar de las adversidades, es posible lograr grandes cosas. Pero no debemos conformarnos con lo alcanzado hasta ahora. Es nuestra responsabilidad, como sociedad, asegurar que los futuros deportistas mexicanos cuenten con mejores oportunidades para brillar.
Que estas Olimpiadas sean un llamado a la acción. Que celebremos a nuestros héroes deportivos y que, al mismo tiempo, trabajemos juntos para que en el futuro no solo sean más medallas, sino que también sean de oro. Es momento de que México invierta en sus atletas, de que construyamos un legado deportivo que inspire a las generaciones venideras.
Las Olimpiadas nos han mostrado una vez más el poder del deporte para unir, inspirar y transformar. Aplaudamos con orgullo a nuestros medallistas, y con el mismo fervor, comprometámonos a trabajar por un futuro en el que México no solo participe, sino que domine en el escenario olímpico.
MÉXICO VIVE!!!
VVA MÉXICO!!!