Lindsay Lohan madrugó este día para cumplir con su cita de actividades
comunitarias en el Servicio Forense del Condado de Los Ángeles, seguida por un
tropel de fotógrafos y reporteros.
Lohan, quien la víspera fue regresada por directivos de la dependencia por
llegar 40 minutos tarde, esta vez tomó sus precauciones y se presentó a tiempo
para empezar a cumplir con sus 16 horas de servicios comunitarios que le impuso
la jueza, y que deberá concluir antes del 2 de noviembre.
Cuando todavía no se veía la claridad de la mañana, Lohan arribó vestida de
negro, con lentes oscuros y una chamarra con gorra que se colocó para evadir a
los fotógrafos que la esperaban desde muy temprano.
Incluso, los guardaespaldas de la actriz cuando descendió de su camioneta
usaron lámparas para contrarrestar las tomas de los fotógrafos, pero eso fue
insuficiente para los ávidos “paparazzis”.
Lohan estaba citada este día a las ocho de la mañana y llegó poco después de
la siete para realizar los servicios comunitarios de su sentencia, que en total
deben ser 480 horas, impuesta en abril pasado por la jueza Stephanie
Sautner.
Ed Winter, vocero del servicio forense, adelantó que Lohan será tratada como
cualquier otro ciudadano sentenciado a cumplir con estos servicios, así que
desde que empezó con sus tareas se le obligó a tirar la basura y a limpiar pisos
y mesas de autopsias, apuntó.
Señaló que por respeto a las familias de los fallecidos, se permitió a Lohan
que entrara por otra puerta de las instalaciones, debido a la gran presencia de
medios de comunicación.
El 2 de noviembre, Lohan deberá comparecer en una audiencia por la revocación
de su libertad condicional y ese día la jueza podría determinar si se prueban
incumplimientos de la artista, quien corre el riesgo de ser regresada a
prisión.