Nunca pretendas ser lo que no eres…

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    Por Armando Córdova

    Si tu perro fuera tu Maestro aprenderías: 

    A correr al encuentro de alguien que amas cuando llega a casa.

    Nunca perderte una oportunidad de salir a pasear en automóvil.

    Darte la oportunidad de experimentar el viento fresco en tu rostro.

    Mostrarles a los demás cuando están invadiendo tu territorio.

    Tomarte una siestecita al mediodía y estirarte antes de levantarte.

    Correr, brincar y jugar todos los días.

    Intentar llevarte bien con tu prójimo y dejar que las personas te toquen.

    No morder cuando un simple gruñido resuelve la situación.

    En días calurosos, detenerte para rodar en el pasto, beber 
    muchos líquidos y acostarte bajo la sombra de un árbol.
    Danzar y balancear todo tu cuerpo cuando estás feliz.

    Sin importar las veces que alguien te lastime, regresar y hacer nuevamente las paces… sin sentirte culpable.

    Aprovechar el placer de una larga caminata.

    Alimentarte con gusto y entusiasmo.

    Comer sólo lo suficiente.

    Ser leal.

    Nunca pretender ser lo que no eres.

    Y lo MÁS importante de todo… Permanecer silencioso cuando alguien está nervioso o triste, quedándote cerca para mostrarle que tú estás 
    allí para consolarlo.

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