Recibirá Teatro de la Danza “Mil gotas, mil flores”, butoh para sanar las heridas

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    México, 8 May (Notimex).- El butoh es una danza de oración para un mundo infinito, algo que está más allá de la vida y de la muerte, aseguró el director y coreógrafo japonés Atsushi Takenouchi, quien ofrecerá mañana aquí el montaje de "Mil gotas, mil flores".

    En rueda de prensa a propósito de su presentación de mañana en el Teatro de la Danza del Centro Cultural del Bosque (CCB), el bailarín señaló que así como los aerobicos que sirven para estar en condición y tener buena salud, el butoh va más allá de la salud.

    “Va más allá de la vida y de la muerte, es una oración a un mundo sinfín, al infinito”, dijo, al tiempo que refirió que hay muchos tipos de danza como las africanas que son buenas para el corazón y otras más dedicadas a las estrellas.

    El director de la compañía Jinen Butoh, trae a México “Mil gotas, mil flores”, una danza cuyo montaje parte de la creencia de que todo lo que está vivo es gracias a todo lo que ha muerto.

    “La danza agradece y honra lo que muere y lo que florece; el estar vivo frente a la muerte y al sufrimiento de miles de personas. Es una ofrenda a la vida”, aseguró el coreógrafo.

    Contó que el detonador de esta pieza fue el gran terremoto y tsunami ocurridos en Japón el 11 de marzo del 2011, surgió en honor a todas las personas que perdieron la vida.

    En esta obra, en la que porta un atuendo muy semejante a un kimono, improvisa y experimenta; crea sonidos con percusiones, piedras, flautas, voz o lo que requiera el instante.

    “Hay que bailar cada momento con gran esplendor, como si fuera el último aliento; como el árbol que explota en mil flores justo antes de morir; como una última ofrenda; el otoño de la vida. Hay que caminar mano con mano; la vida y la muerte en honor y agradecimiento”, expresó el coreógrafo, quien detalló que en la función a presentar aparece solo en la escena.

    Takenouchi explicó que el tsunami marcó una herida en la historia de la humanidad, y fue justo en ese momento de gran impotencia cuando se preguntó: “¿Qué puedo hacer frente a esto? Bailar. Lo único que puedo hacer es bailar. Bailar en esa tierra y para esa gente”, subrayó.

    Recordó que cuando sucedió la catástrofe, la gente lloraba y metafóricamente indicó que "vi las mil flores, como mil lágrimas; la madre tierra suele curar y genera a su vez nueva vida, pero en un lugar donde hay radiación atómica, parece que eso no sucede".

    Debido a su valor social, cultural y artístico, "Mil gotas, mil flores" ha sido presentado numerosas veces en Japón y se sigue programando alrededor del mundo como una ofrenda y recordatorio de nuestros ancestros y de una herida colectiva que requiere ser transformada en vida.

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