¿Te hacen daño los productos lácteos?

    169

    La leche y sus derivados pueden tener consecuencias graves para tu salud

    Te hacen dano los productos lacteos

    Por Cesar Martinez

    Varios médicos, amigos, familiares, nos habrán dicho en algún momento que tomar leche es esencial para el crecimiento y el fortalecimiento de los huesos y dientes, incluso varias industrias de lácteos han comercializado ese mensaje por años.

    Sin embargo, estudios científicos realizados por varias universidades revela que el consumo de leche y sus derivados está relacionado con consecuencias graves a la salud, como cáncer, obesidad, osteoporosis, alergias y problemas digestivos por mencionar algunos.

    Los lácteos producen en algunas partes de la sociedad alergias e intolerancias como la intolerancia a la lactosa (deficiencia de un enzima denominado: lactasa). Por esta razón se establecen dietas especiales para cubrir estas ausencias de productos derivados de la leche: generalmente se reemplazan con tofu o derivados de legumbres  (empleados debido a su contenido en calcio en un intento de equilibrar la ausencia de este elemento al eliminar de la dieta los lácteos). En algunos casos la deficiencia de lactasa  puede ser aminorada por el consumo de lácteos debido a su existencia en este tipo de productos (se suele añadir antes de la fermentación). Otro caso de enfermedad es la galactosemia, que se trata de una enfermedad genética que genera una deficiencia enzimática con incapacidad de utilizar el azúcar simple galactosa, lo cual provoca una acumulación de ésta dentro del organismo, produciendo lesiones en el hígado y el sistema nervioso central. Esta patología requiere de una dieta en la que se eliminen la leche y los productos lácteos. Algunos segmentos de la población muestran intolerancias a algunos componentes existentes en diversas concentraciones en los productos lácteos. Este problema se evita con la salida al mercado de productos con propiedades hipoalergénicas.

    Según estudios realizados por el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales de Estados Unidos (NIDDK, por sus siglas en inglés), de 30 a 50 millones de personas en este país son intolerantes a la lactosa: el azúcar presente en la leche y sus derivados. Datos de la facultad de Medicina de Harvard, indican que hasta el 70% de la población mundial es intolerante a la lactosa. La intolerancia entonces, no es una enfermedad, sino un estado fisiológico normal. Esto ocurre porque entre los dos y cuatro años de edad, nuestro cuerpo empieza a perder el poder de la enzima lactasa, que es la responsable de digerir la lactosa. Al seguir consumiendo leche, la lactosa que no se digiere permanece en el intestino, donde es fermentada por las bacterias del colon, lo que nos causa gases, dolor e inclusive diarrea.

    La caseína, es la que impide que podamos absorber el calcio que contiene. Esto ocurre porque al consumir proteínas animales, el pH de la sangre se vuelve ácido y el organismo, como reacción, saca parte del calcio que tenemos en los huesos para poder neutralizar esa acidez.

    Un trabajo realizado por el doctor William Ellis, expresidente de la Academia Americana de Osteopatía Aplicada, demostró que las personas que toman entre 3 y 5 vasos de leche diarios presentan los niveles más bajos de calcio en la sangre. Lo que implica que el consumo en grandes cantidades de proteínas lácteas producen un exceso de acidez que el organismo intenta compensar mediante la liberación de minerales alcalinos.

    Entonces, el hecho de vivir sin leche no es un impedimento para tener huesos y dientes fuertes, al contrario, estudios han demostrado que el consumo de lácteos o de alimentos con calcio no es un factor protector contra el riesgo de fracturas. La leche sí tiene nutrimentos indispensables, pero para obtenerlos no necesitamos tomarla. Los mejores alimentos para adquirir el calcio son los vegetales.

    La leche de vaca tiene tres veces más proteína que la leche humana. La caseína, una de sus proteínas, es una sustancia muy espesa que nuestro organismo no puede eliminar. En algunas personas se adhiere a los vasos linfáticos del intestino, impide la absorción de nutrimentos y ocasiona así problemas inmunológicos, alergias y asma.

    Los productores de lacteos recurren a la hormona recombinante de crecimiento bovino (rBGH), la cual se inyecta a la vaca para que la vaca produzca más leche de la que podría dar de manera natural. Esto mismo incrementa los niveles de otra hormona denominada factor de crecimiento insulínico (IGF-1), que se traspasa a la leche y está relacionada con el cáncer de próstata, mama y ovarios, según datos del Instituto Nacional de Cáncer, publicados por la Universidad de Oxford. Los países que tienen menor índice de cáncer, como China, son los que no consumen lácteos.

    Evitar el consumo de lácteos no es solamente una herramienta para bajar de peso, sino un aliciente para la salud. En un principio puede ser difícil acostumbrarte a vivir sin estos productos, pero las mejorías son notorias en la digestión, la piel, los niveles de colesterol y el rendimiento a lo largo del día.

    La leche de almendra y de soya son buenas opciones para sustituir cualquier tipo de leche de vaca (entera, descremada, deslactosada y light). Prevendrás así el riesgo de padecer alguna enfermedad crónica y mejorarás tu calidad de vida.

    Rate this post

    DEJA UNA RESPUESTA

    Por favor ingrese su comentario!
    Por favor ingrese su nombre aquí