Títeres Leo, el arte y la habilidad de cuatro generaciones

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    * Leonardo Lemus comparte su pasión por divertir a niños y adultos con este espectáculo

    Por Miriam Castrejón Matadamas

    México, 15 Oct (Notimex).- Ofrecer un "show" de títeres no es cosa fácil, saber manejar los muñecos es todo un arte, se requiere de una habilidad especial y de una larga práctica, sin embargo, para la familia Lemus, dar este tipo de espectáculos es algo normal, puesto que por sus venas corre sangre titiritera desde hace cuatro generaciones.

    El señor Leonardo Lemus Salas aprendió a fabricar y manejar marionetas desde muy pequeño debido a que su padre se dedicaba a ello, por lo que el interés que despertó en él no solo lo llevó a ser partícipe del negocio sino también a inculcarle el gusto por este arte a su descendencia.

    “Mi compañía, Títeres Leo, empezó en 1985 pero esto viene desde mi abuelo, quien inició el negocio. Él era escultor y formó parte de una de las primeras compañías de títeres Rosete Aranda, le enseñó a mi papá a la edad de seis años, yo lo aprendí de mi padre y ahora somos cuatro generaciones las que hemos trabajado con esto”, explicó el señor Lemus en entrevista con Notimex.

    Recordó con una sonrisa que todo empezó como un juego cuando veía a su padre manejar los títeres y dar espectáculos con ellos, pero poco a poco la diversión se convirtió en el sustento de la familia, al día de hoy están involucrados principalmente el señor Salas, su esposa Guadalupe Parra, su hijo Oscar Lemus, su nuera Anabel Varela, además de hermanos, primos y sobrinos.

    Algunos de ellos tuvieron que realizar estudios específicos para contribuir con el negocio, como es el caso del hijo del dueño, quien es diseñador gráfico y se encarga de hacer los diseños, o la esposa que tuvo que tomar un curso de modas para crear las vestimentas.

    En la misma casa donde habitan en el Estado de Mexico, se encuentra su taller, donde tienen un sinfín de materiales, como madera, martillos, pegamentos, sierras, telas, espumas, aditamentos de dibujos, entre otras cosas.

    “Para fabricarlas utilizamos materiales como el cedro y la madera de colorín que es la que tiene un menor peso por su porosidad, también ocupamos resinas, hule espuma, peluches y muchas cosas más”.

    El proceso de elaboración básicamente consiste en hacer un boceto en papel, una vez que se tenga la figura como se quiere se modela en plastilina, después se saca una copia en silicón, de ahí se hace cada pieza con poliéster, se decoran con aerógrafos, se cubren de espuma los cuerpos para que no pesen, se forran de peluche o el material que se vaya a utilizar, y finalmente se visten.

    El tiempo en hacerlas varía, algunas pueden hacerse en dos semanas mientras que otras pueden tardarse un mes o más, asimismo el costo de cada una de ellas depende del material que se emplea, una de las más caras se valúa entre seis mil y ocho mil pesos, por ello prefieren no venderlas y solo ofrecer los "shows" que cuestan dos mil 800 aproximadamente.

    El espectáculo tiene una duración de 50 minutos normalmente, en ellos se les cuentan historias a los espectadores con los movimientos de los títeres y la musicalización, sin decir ni una sola palabra, también se les enseña a manejarlas e invitan a aquel que quiera a involucrarse en el "show".

    Los eventos para los que Títeres Leo presta sus servicios son comúnmente infantiles, aunque también llegan a solicitarles para público adulto como despedidas de solteras.

    Las narraciones que se llevan a cabo dependen totalmente del gusto del cliente, hay desde cuentos clásicos hasta aquellos más comerciales, pero de acuerdo con Leonardo el más demandado es el de “Toy Story” y el payaso “Farolito”.

    Gracias a que el oficio familiar se ha consolidado a lo largo de los años, la cantidad de títeres con los que cuentan oscila en los 300, “cada marioneta tiene su propia música, y nos las tenemos que aprender, por eso de repente se torna un poco difícil recordarlas todas, pero con la práctica nos vamos adueñando de cada una de ellas”, afirmó Guadalupe Parra.

    Así como se apropian de todas las rutinas, cada uno de los integrantes cuenta con un títere favorito, “en sí manejamos todas, pero sí llega a haber alguna con la que no encariñamos y nos la adueñamos”, agregó.

    A pesar de que hoy en día entretener a los pequeños pareciera más difícil debido al avance de la tecnología, la familia asegura que es muy fácil captar su atención con títeres debido a que les causa curiosidad el movimiento de los muñecos.

    “Creo que interactuar con ellos es un gran acierto, porque nos las piden prestadas, incluso hasta los papás llegan a emocionarse más”.

    Hecho que le causa gran satisfacción a los Lemus, “es muy gratificante ver la alegría de los niños y más aún recibir la felicitación de los padres”, compartió don Leonardo.

    “Para agradecer todo el trabajo que tenemos, llevamos nuestros shows a casas hogares, hospitales y asociaciones que ayudan a los más necesitados”, concluyó Guadalupe Parra.

     

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