Transeúntes quedan atónitos al oír “Música en lugares inesperados”

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    México, 13 Dic (Notimex).- La tersa voz de la soprano Alma González llamó la atención de los cientos, miles tal vez, de transeúntes que la noche de este sábado transitaron por la calle de Moneda, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

    Sin embargo, la mayoría, con su prisa evidente, e ignorante del concierto que ahí se ofrecía, prosiguió su camino dejando ahí apenas a un puñado de curiosos por saber de dónde emanaba tal dulce timbre musical.

    Botas de tacón alto, pantalón informal y chamarrita acorde con la temporada invernal, fue el atuendo que la artista de refinada y educada voz seleccionó para la ocasión. Y puesta en ese trance de escoger, la cantante supo armar un programa que provocó la emoción de ciertas damas entradas en años y algunos caballeros que peinan canas, quienes discreta o abiertamente, se pusieron a cantar con Alma González a media calle sin empacho alguno.

    El concierto había iniciado, pero el público buscaba con insistencia un programa de mano o un volante que le permitiera saber qué escucharía, a quién y por qué. Nadie sabía nada, pues el personal del Fideicomiso del Centro Histórico que convocó a la cobertura del recital al aire libre, faltó a la cita y por lo tanto, tampoco pudo apoyar al público que buscaba respuestas.

    Sólo algunos empleados de la Secretaría de Hacienda, dependencia que prestó inmueble y logística, supieron orientar a la gente. “¿Quién es esa señorita que está cantando”? fue la pregunta recurrente durante la noche. “¡Quién sabe!”, fue la respuesta aparejada en cada interrogante. Los más jóvenes veían a la cantante con expresión de extrañeza y no pocos niños se asustaron con el elevado volumen de la voz, el piano y la trompeta melancólica.

    Los encargados del sonido tampoco estaban al tanto sobre quiénes tomarían parte en ese recital. Ellos llegaron, como pudieron se instalaron, ecualizaron y atendieron todas las indicaciones de la cantante (“¿Le pueden subir al piano, por favor?… ¿Le bajan tantito a la trompeta, si son tan amables?”).

    A esos técnicos también preguntaron si sabían quién era la “señora” que estaba cantando. Sólo uno de ellos corrió a investigar para informar.

    Sin maestro de ceremonias que la presentara, la soprano sacó la casta y ella misma hizo el ambiente. Lo mismo animó al público a cantar que a acompañarla con las palmas; charló con la gente y hasta le obsequió un consejo de oro: “Miren, cuando un cantante dice que ya se va, ustedes deben gritar ‘otra', ‘otra', ‘otra'! para que él cante más ¿entendieron?, bueno voy a cantar y con esta melodía ya me voy…”. Cantó, y claro, le pidieron “Otra”.

    El auditorio se retiró del lugar sin saber que la cantante se llama Alma González y que es soprano. Nunca se enterará que junto con el trompetista Juan Pablo Méndez y el pianista Luis Stoffen integra el Ensamble 3E. Jamás, seguramente, podrán decir que el concierto fue parte del programa “Música en lugares inesperados” y que si el recital tuvo un éxito mediano fue por el personal del Museo de Arte de la Secretaría de Hacienda y el trío.

    Alma González es originaria del Distrito Federal, licenciada en Canto por el Conservatorio Nacional de Música de Bellas Artes en la cátedra de la soprano mexicana Alicia Torres Garza. En 2012 comenzó a colaborar con Leidia Contreras, directora de Promoción de la Música y la Cultura, A. C., en la organización del programa “Opera en balcones” y después se incorporó como cantante suplente en este proyecto popular.

    “Música en lugares inesperados” es una iniciativa que pretende acercar a los transeúntes del Centro Histórico a la música. El programa presenta una serie de recitales de ópera y música popular mexicana con el Ensamble 3E. Ya se presentó el pasado 28 de noviembre en la Plaza del Seminario, el 5 de diciembre en el Museo Nacional de las Culturas y anoche en las afueras del Antiguo Palacio del Arzobispado, Museo de Arte de Hacienda.

    Además de temas clásicos y algunos tangos, el público escuchó boleros como “Contigo en la distancia”, del cubano César Portillo (1922-2013); “Cuando vuelva a tu lado”, de María Greever (1885-1951) y “Bésame mucho”, de Consuelo Velázquez (1916-2005) en el concierto gratuito cuyos responsables son el Fideicomiso Centro Histórico y la Secretaría de Cultura del Gobierno del Distrito Federal, quienes no mandaron emisarios.

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