Hace un poco más de 12 años, Zahíra Domenech acudió a una feria en la escuela de su hijo Joaquín Sebastián en Guaynabo, Puerto Rico, que ese año estaba destinada a recaudar fondos para la lucha contra el cáncer de seno.
“Fui al evento, doné mi dinero, me hice las pruebas y me fui para mi casa, normal”. “A los dos días me llamaron para decirme que tenía que ir a la consulta a hacerme un estudio más profundo para verificar una masa que tenía en un seno”.
“Me estaba divorciando del papá de mi hijo [de entonces 6 años] y de alguna manera empezaba mi vida como mamá soltera”, cuenta. “Era joven, y uno a esa edad nunca piensa que algo así le puede pasar”.
El tumor estaba encapsulado y se lo pudieron extirpar sin necesidad de realizar una mastectomía.
Siguieron duras sesiones de quimioterapia y radiación. “Fue una etapa muy oscura de mi vida”, reconoce.
En esos momentos más difíciles encontró respaldo en su hijo. “Sebastián me arropaba y se quedaba conmigo, fue un apoyo tremendo: aprendió a cocinar en el microondas, me hacía sopitas, me cobijaba”.
“[Eso] me ayudó a tener una nueva perspectiva de vida. Desde hace 7 años estoy felizmente casada con un hombre maravilloso, me siento muy bien de salud y ahora soy business coach, y ayudo a otras mujeres”.