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Entrevista al Presidente Vicente Fox

Las elecciones presidenciales del 2 de julio del 2000, dan el triunfo a Vicente Fox Quesada, un candidato de oposición y que  significan un importante hito en la historia contemporánea de México.

 

Por Betty Fernández


Primer candidato de oposición en ganar la presidencia, Vicente Fox Quesada nació el 2 de julio de 1942 en la ciudad de México. Estudió la licenciatura en administración de empresas en la Universidad Iberoamericana.

En 1964 entró a trabajar a la compañía Coca-Cola como supervisor de ruta de camiones repartidores y en 11 años asumió la presidencia de la división de América Latina, convirtiéndose en el gerente ejecutivo más joven en la historia de la compañía.

Renunció en 1979 para dedicarse a sus negocios de alimentación agropecuaria, exportación de verduras congeladas y el calzado.

Su ingreso a la política se dio cuando Manuel Clouthier lo convenció para afiliarse al PAN, el 01 de marzo de 1988. Ese mismo año obtuvo su primer cargo de elección popular, al conseguir la diputación federal por el tercer distrito de Guanajuato.

Tres años después contendió por la gubernatura de ese mismo estado, la cual perdió en medio de una polémica que a la postre le costaría el cargo al gobernador electo (Ramón Aguirre). En la elección estatal extraordinaria, de 1995, resultó ganador con 58 por ciento de los votos. Una vez asumida la gubernatura, estaría habilitado para ser presidente, aun siendo hijo de extranjeros, ayudado por una reforma constitucional promovida por Carlos Salinas de Gortari.

En 1997 anunció su interés por competir por la presidencia de México. Dos años más tarde, el 14 de noviembre de 1999, se le nombraba como candidato oficial de Acción Nacional. Después de medio año de una campaña llena de ataques contra el régimen priísta, en el gobierno desde 1929, Fox Quesada fue elegido presidente el 2 de julio de 2000, con 42.5 por ciento de los votos. El 1 de diciembre de 2006, entregó la responsabilidad presidencial a Felipe Calderón, también panista.

 

¿Cuál es su primer pensamiento del día?

-Presidente Vicente Fox: Desde luego, mis hijos; inclusive, acostumbro hacerles una llamada diariamente, precisamente porque no tengo la oportunidad de verlos mucho. En segundo lugar, me preparo para el día, reviso la agenda y de inmediato me pongo a actuar.

¿Qué recuerdos tiene de su infancia?

 

-Presidente Vicente Fox: La familia, la fortaleza de mi padre y de mi madre; su carácter, sus valores de trabajo, su promoción intensa de la unidad familiar. Vivir en un rancho debe ser el sueño de todo niño, para mí lo fue; convivir con los animales, con la gente del campo, ordeñar vacas, levantarse temprano, tirar con resortera, construir cabañas, acampar y quedarse a dormir en la noche.

¿Qué cambios experimentó su vida cuando se trasladó a la ciudad de México a estudiar la universidad?

Fue un cambio profundo en todos sentidos, y hay que adaptarse y acoplarse. En ese entonces la ciudad de México era tranquila, no existían los niveles de delincuencia que hay ahora. Me iba en camión a Coyoacán y de la colonia Del Valle hasta Taxqueña (a la Universidad Iberoamericana) pagaba 20 centavos de pasaje. Mi padre me daba dos pesos al día para mis gastos en la ciudad de México.

¿Recuerda qué factores lo impulsaron a decidirse por la carrera de administración?

-Tuve dos opciones finales: arquitectura y administración de empresas. Me gustaba mucho el dibujo, la perspectiva, las matemáticas, álgebra y cálculo, materias base para arquitectura o ingeniería; sin embargo, a mí también me atraía la cuestión de los negocios, así que pensando en administrar el rancho me fui, finalmente, por la carrera de administración.

¿Recuerda qué fue lo primero que pasó por su mente y lo que sintió cuando se dio el anuncio de que usted había ganado la presidencia de la República?

Alegría y responsabilidad. Y no sé decir cuál fue más fuerte; sentir el peso de la responsabilidad de ser presidente de un país no es poca cosa, es un gran peso en materia de responsabilidad y, a la vez, de alegría porque alcanzaba mi meta de servir a los demás, y dónde se puede servir mejor que desde la presidencia de la República.

 ¿Cuál es la decisión más difícil que tuvo que tomar como presidente de la República? 

No hay tal, porque la decisión de la disciplina presupuestal es tan importante como la de darle una beca a un niño indígena para que llegue a la universidad; todas las decisiones son importantes, hay que tomarlas después de mucho análisis y exploración, y hay decisiones que son de gran alegría –tener Seguro Popular, instalar una pantalla de Enciclomedia, un pizarrón electrónico–, y hay decisiones muy tristes que a veces hay que tomar; en ese sentido, a veces me he mantenido con estabilidad emocional, no apasionarme por una cosa o la otra, manejar colectivamente las decisiones.

"No tomo decisiones unipersonales, me reúno con el gabinete, con los gobernadores, con los empresarios, con las iglesias con una frecuencia enorme; el diálogo ha sido intenso con la Cámara de Diputados, con la Cámara de Senadores. Así se ha generado la política pública."

¿Cuál es el balance de su gestión y cuál considera que fue su mayor logro?

El balance lo va a hacer la gente y lo está haciendo la gente todos los días; el balance se hace en una elección cuando se vota, pues se hace un juicio del candidato que se propone y lo qué propone, y del gobierno que está y lo qué hizo.

"Los juicios se hacen todos los días en los medios de comunicación, donde se recogen las inquietudes de los ciudadanos; los juicios se hacen en las encuestas, donde hoy por hoy el presidente Fox tiene una aprobación de 70 por ciento, una calificación de 7.3; los juicios se hacen en el saludo con la gente, en el recorrido por el país, en la amistad que hemos tenido.

"No me voy con ningún rencor, con algún arrepentimiento; no me voy con insatisfacciones, tampoco me voy con satisfacciones plenas; hay muchas cosas de las cuales estoy insatisfecho, pero sé que esto sigue. Ya no estaré ahí, pero hay 104 millones de mexicanos para seguirle."

-¿Qué le falta por hacer en la vida?

Lo que se me vaya presentando, los retos más próximos, ahorita me tocará caminar por ahí y Dios dirá. Uno no tiene comprado el tiempo en la vida, mañana uno puede ya no estar aquí, entonces hay que aprovechar cada minuto, vivir del hoy sin planear el futuro, que es lo que he hecho y voy a seguir haciéndolo en adelante. 


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