Los perros distinguen cuando los humanos tenemos buenas o malas intenciones

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Un estudio apunta a que los perros pueden distinguir cuándo un humano tiene buenas intenciones o cuándo está tomándole el pelo
          Por Asaf Alexander Gutiérrez. Para el Periódico Uniendo Voces.
Un estudio apunta a que los perros pueden distinguir cuándo un humano tiene buenas intenciones o cuándo está tomándole el pelo

El ser humano y el perro han desarrollado una estrecha simbiosis durante los últimos 20.000 años en la que las personas recibimos protección, seguridad y compañía mientras que el animal consigue alimento o cobijo. En esta larga relación ambas especies nos hemos ido amoldando y adecuando a los hábitos y costumbres de la otra, hasta conseguir un alto grado de comprensión del comportamiento. Solemos pensar que entendemos a nuestros perros, que sabemos cuándo están contentos, cuándo están enfadados o cuándo tienen hambre, pero solemos olvidar que esta relación funciona en ambos sentidos y por tanto, ellos también saben mucho de nosotros, de nuestros sentimientos, emociones o motivos.

Los últimos estudios han revelado una buena parte de esta relación y ahora sabemos que nuestros perros se acuerdan de lo que hacemos delante de ellos, que han aprendido a manipularnos con sus gestos o que suelen ser muy egoístas con la comida… En esta línea, y esta misma semana, ha aparecido un interesante estudio realizado por investigadores del Messerli Research Institute de la Universidad de Viena, en el que intentan averiguar si los perros son capaces de diferenciar las diferentes intenciones del ser humano o, en otras palabras, si distinguen cuándo les estamos tomando el pelo…

El experimento es revelador y se basa en la misma mecánica que ya se utilizó en un estudio anterior realizado por investigadores del Max Plank el año pasado. Este mismo experimento también se ha realizado en bebés para saber si son capaces de diferenciar las intenciones de los adultos. En general, el funcionamiento es sencillo: los investigadores ofrecen un delicioso bocado a varios perros y luego “torpemente” dejan caer la comida (simulando un pequeño accidente) o se la arrebatan de la boca justo antes de que el perro pudiera cogerla. En realidad los gestos básicos con las manos son los mismos pero el resultado es muy diferente porque en una acción se muestra que la comida se le cae sin querer al investigador, mientras que la otra acción posee unas notas de broma que denotan una intención de burla hacer buenas intenciones o cuándo está tomándole el pelo

El ser humano y el perro han desarrollado una estrecha simbiosis durante los últimos 20.000 años en la que las personas recibimos protección, seguridad y compañía mientras que el animal consigue alimento o cobijo. En esta larga relación ambas especies nos hemos ido amoldando y adecuando a los hábitos y costumbres de la otra, hasta conseguir un alto grado de comprensión del comportamiento. Solemos pensar que entendemos a nuestros perros, que sabemos cuándo están contentos, cuándo están enfadados o cuándo tienen hambre, pero solemos olvidar que esta relación funciona en ambos sentidos y por tanto, ellos también saben mucho de nosotros, de nuestros sentimientos, emociones o motivos.

Los últimos estudios han revelado una buena parte de esta relación y ahora sabemos que nuestros perros se acuerdan de lo que hacemos delante de ellos, que han aprendido a manipularnos con sus gestos o que suelen ser muy egoístas con la comida… En esta línea, y esta misma semana, ha aparecido un interesante estudio realizado por investigadores del Messerli Research Institute de la Universidad de Viena, en el que intentan averiguar si los perros son capaces de diferenciar las diferentes intenciones del ser humano o, en otras palabras, si distinguen cuándo les estamos tomando el pelo…

Algunos momentos del experimento en el que el investigador ofrece una salchicha a uno de los perros voluntarios | Völter, Christoph J., et al.
Un estudio apunta a que los perros pueden distinguir cuándo un humano tiene buenas intenciones o cuándo está tomándole el pelo

 

El experimento es revelador y se basa en la misma mecánica que ya se utilizó en un estudio anterior realizado por investigadores del Max Plank el año pasado. Este mismo experimento también se ha realizado en bebés para saber si son capaces de diferenciar las intenciones de los adultos. En general, el funcionamiento es sencillo: los investigadores ofrecen un delicioso bocado a varios perros y luego “torpemente” dejan caer la comida (simulando un pequeño accidente) o se la arrebatan de la boca justo antes de que el perro pudiera cogerla. En realidad los gestos básicos con las manos son los mismos pero el resultado es muy diferente porque en una acción se muestra que la comida se le cae sin querer al investigador, mientras que la otra acción posee unas notas de broma que denotan una intención de burla hacia el perro.

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