Adiós a una leyenda: La última Eurocopa de Cristiano Ronaldo

Hoy, el destino nos ha jugado una de esas malas pasadas que el fútbol a veces nos depara. Portugal perdió ante Francia en los cuartos de final de la Eurocopa 2024. Pero más allá de la derrota, lo que duele en el alma es que este fue, casi con certeza, el último torneo europeo de Cristiano Ronaldo.

Recuerdo como si fuera ayer la primera vez que vi a Cristiano Ronaldo. Sus regates, su magia, su disparo potente, esa forma de cobrar tiros libres que toda una generación adoptamos en las “cascaritas”, esos cortes de cabello que también marcaron época. Pero de Cristiano recuerdo -y recordaré- siempre esa hambre en sus ojos, en su ultimo suspiro antes de patear el balón, como si con cada disparo se jugara sus sueños y su juego.

Cristiano, con una mezcla de inocencia y arrogancia, pero con la humildad de siempre entrenar más, de querer más, de lograr más; de la mano de la constancia y la disciplina. Verlo crecer, evolucionar y transformarse en una verdadera máquina de fútbol ha sido un privilegio para todos los que amamos este deporte.

Cristiano no es solo un jugador; es un símbolo de liderazgo, lucha y superación. A lo largo de los años, hemos sido testigos de su inquebrantable determinación para superar obstáculos y su capacidad para levantarse después de cada caída; cada acción en el campo era un recordatorio de su grandeza.

Lo vimos celebrar la Eurocopa 2016 con una mezcla de lágrimas y sonrisas. Esa victoria no solo fue un triunfo para Portugal, sino también para Cristiano, quien había trabajado incansablemente para llegar a ese momento. Era una imagen que encapsulaba años de esfuerzo, sudor y sacrificio.

Hoy, mientras observaba el partido contra Francia, cada toque del balón por parte de Cristiano resonaba con una profunda nostalgia. Sabía que cada carrera, cada intento de gol, podía ser el último en una Eurocopa. Y cuando el quinto penal de Francia cayó, una ola de tristeza me invadió. Razoné lo que con miedo presentía, estábamos presenciando el final de una era.

Cristiano siempre fue más que un jugador. Fue un héroe para millones, un modelo a seguir que nos enseñó que con trabajo duro y dedicación, los sueños pueden convertirse en realidad. Sus logros en el campo son innumerables: títulos, récords y premios. Pero su legado va más allá de los trofeos; es una fuente de inspiración.

Hoy, mientras escribo estas palabras, siento un nudo en la garganta. Es difícil aceptar que no veremos más a Cristiano liderar a Portugal en una Eurocopa. Su presencia en el campo, su pasión, su indomable espíritu de lucha, todo eso será extrañado. Pero aunque su tiempo en el torneo europeo haya llegado a su fin, su legado permanecerá para siempre, y a nivel de clubes, aun tenemos la esperanza de verle un par de años más, antes que su vela se apague.

Cristiano, gracias por cada momento, por cada gol, por cada celebración. Gracias por ser un ejemplo de perseverancia y determinación. Gracias por las memorias imborrables y por inspirar a generaciones enteras.  Tu figura será recordada como una de las más grandes en la historia del fútbol a nivel internacional. Hasta siempre, campeón.