SEXUALIDAD QUE SANA
Cada vez es más común escuchar que muchas de las enfermedades que la gente padece son producto de factores asociados con una disminución del sistema inmunológico y como efecto de diversas presiones sociales a que el medio nos somete como el estrés, las preocupaciones o emociones ancladas que no son liberadas apropiadamente. Así, escuchamos que cardiopatías, cánceres, diabetes y alergias aparecen cada vez más de manera espontánea por encima de las predisposiciones genéticas y a edades menores de las esperadas. No cabe duda de que la globalización tiene que ver con esto, así como la contaminación y el calentamiento global, además de la falta de oportunidades de trabajo y dinero. Por ende, estos problemas se traducen en menor convivencia con los seres queridos y desencuentros en la pareja, que a pesar de estas condiciones adversas sigue teniendo el espacio de la intimidad sexual para el desfogue de algunas presiones.
A pesar de que el ejercicio coital de la pareja muchas veces se limita a la liberación impulsiva de la tensión, al ejercicio de poder o a la confirmación de una imagen acorde a los estereotipos vigentes, conserva un poder revitalizante para el ser humano que afecta sus niveles orgánicos hacia niveles óptimos como lo han revelado varias de las culturas orientales. Sí, la sexualidad también se ha visto afectada en el polo opuesto por el pensamiento occidental, como el dogma judeo-cristiano, al grado de alejar al creyente de las prácticas sexuales sin fines pro creativos, eliminando cualquier vínculo entre espiritualidad y sexualidad, y confundiendo la práctica sexual con el ejercicio del pecado.
Para fortuna nuestra, en este siglo XXI, el paradigma occidental se ha reencontrado con el oriental y se han abierto nuevas posibilidades para que la práctica sexual resulte más enriquecedora que pecadora. Somos testigos de una época en que el ejercicio de la sexualidad ha trascendido al matrimonio y cada vez se abre más el abanico de posibilidades para los distintos individuos que conforman nuestra sociedad para accesar al goce erótico, ya sean jóvenes, adultos o ancianos, heterosexuales u homosexuales, o personas discapacitadas o con capacidades intactas. La ciencia médica incluso ha abierto sus puertas a investigaciones dedicadas a discurrir distintos beneficios de esta práctica antes sojuzgada, y los resultados se muestran tan halagadores que si hacemos caso de ellos, seguramente estaremos avanzando hacia un individuo que por el hecho de practicar el amor sexual favorece su salud y funcionamiento físico.
Juntemos pues, la sabiduría de las culturas china e hindú con los descubrimientos médicos recientes para retomar el poder regenerativo de la sexualidad, tomando en cuenta las siguientes consideraciones:
- El sexo es un tratamiento de belleza. Pruebas científicas han comprobado que cuando la mujer tiene relaciones sexuales produce gran cantidad de estrógeno, lo que vuelve el pelo brillante y suave. En los varones también se registran cambios semejantes.
- Hacer el amor suave y relajadamente..Reduce las posibilidades de sufrir dermatitis, espinillas y acné. El sudor producido limpia los poros y hace brillar su piel.
- Hacer el amor quema todas esas calorías que se acumularon en esa cena romántica.
- El sexo es uno de los deportes más seguros. Fortalece y tonifica casi todos los músculos del cuerpo. Es más agradable que nadar 20 vueltas, y no se necesita equipo especial.
- El sexo es una cura instantánea para la depresión. Libera endorfinas en el flujo sanguíneo, creando un estado de euforia y dejándote con un sentimiento de bienestar.
- Mientras más sexo se tenga, más atractivo se es. Un cuerpo activo sexualmente contiene mayor cantidad de feromonas. Este sutil aroma excita al sexo opuesto.
- El sexo es el tranquilizante más seguro del mundo. Es 10 veces más efectivo que el Valium y n o provoca alteraciones en el hígado.
- Besarse todos los días permite alejarse del dentista. Los besos ayudan a la saliva a limpiar los dientes, y disminuye la cantidad de ácido que causa el debilitamiento del esmalte.
- El sexo alivia los dolores de cabeza. Cada vez que se hace el amor se alivia la tensión de las venas que alimentan al cerebro.
- Hacer mucho el amor puede despejar una congestión nasal. El sexo es un antihistamínico natural. Ayuda a combatir el asma y las alergias estacionales.