OTRA VISIÓN
Por Dr. Jorge Fernández
Hoy que desayunaré y pasaré el día, con Diego e Iker, dedico mi columna a estos pilares fundamentales de nuestras familias, quiero hablarles de una bendición inigualable: los nietos. Estos seres maravillosos nos brindan una segunda oportunidad; no solo para amar con una intensidad renovada, sino también para enmendar aquellas equivocaciones que, como padres, pudimos haber cometido.
La llegada de un nieto a nuestra vida es un recordatorio palpable de que la vida se renueva, y con ella, nuestras esperanzas y anhelos.
La experiencia de ser abuelo es inmensurablemente rica. Nos permite disfrutar del amor puro y genuino, de esos abrazos que reconfortan el alma, de las risas que iluminan nuestros días.
Es una oportunidad única para ver crecer a un ser querido, observar cómo se va forjando su personalidad, cómo sus sentimientos se van delineando con el amor que solo una familia unida puede ofrecer. Los nietos, con su alma entregada y cariñosa, son un regalo del cielo, un pedacito de futuro que se nos permite moldear con nuestras historias, consejos y valores.
Ser abuelo significa también reflexionar sobre el legado que queremos dejar. Al mirar en los ojos de nuestros nietos, podemos ver reflejado el fruto de nuestro esfuerzo, de nuestras luchas, y de nuestros sueños. Es emocionante pensar que ellos podrían ser quienes lleven a cabo aquellas aspiraciones que nosotros no pudimos, o que potencien nuestros logros con su propia luz y capacidad.
Los nietos son, en esencia, la promesa de continuidad, la certeza de que algo nuestro permanecerá en este mundo mucho después de que nos hayamos ido. Son la esperanza de que el amor, la bondad, y la sabiduría que intentamos sembrar en ellos florezcan y se expandan, creando un mundo mejor.
Desde lo más profundo de mi ser, agradezco a la vida por la oportunidad de ser abuelo. Cada día, pido la fuerza, la salud, y el amor necesarios para acompañar a mis nietos y nietas que ya tengo y a los que están por venir, para estar en su camino, para verlos crecer, soñar y convertirse en seres maravillosos. A ellos, les ofrezco no solo mi amor incondicional, sino también el compromiso de ser un ejemplo de perseverancia, bondad y amor.
Hoy, en este día que he dedicado a los padres, abuelos, y nietos, celebremos la belleza de estas relaciones que enriquecen nuestras vidas, que nos llenan de alegría y esperanza. Los nietos son, sin duda, uno de los regalos más hermosos que la vida nos ofrece, y en su amor y su crecimiento, encontramos nuestro mayor tesoro.
A Diego, Iker, Camila…
mis nietos y nietas que ya tengo y a los que espero y vendrán todavía…
…con todo mi Amor!!!
