Ciudad de Guatemala – Las autoridades de Guatemala han intensificado la seguridad en torno al próximo presidente Bernardo Arévalo, cuya investidura está programada para el 14 de enero de 2024, ante informes sobre posibles conspiraciones para tentar contra su vida.
Arévalo emergió victorioso en las elecciones presidenciales del pasado domingo en una segunda vuelta, enfocando su campaña en la lucha frontal contra la corrupción. Su triunfo ocurrió después de enfrentar varios intentos de la fiscalía por retirarlo de la contienda presidencial.
El reforzamiento de la seguridad fue anunciado tras una declaración de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), con sede en Washington, que el jueves instó a Guatemala a “tomar las medidas necesarias para proteger” tanto a Arévalo como a la futura vicepresidenta Karin Herrera. , citando amenazas y la existencia de “dos aviones para atentar en contra” de ellos.
El gobierno emitió un comunicado explicando que “los supuestos aviones para tentar contra la vida [de ambos] fueron alertados el 20 de agosto (…), lo que permitió una respuesta inmediata para coordinar con la Dirección General de la PNC [Policía Nacional Civil] y así implementar medidas de seguridad adicionales”.
La Fiscalía General, por su parte, mencionó que recibió una alerta e información relacionada con pandillas y estructuras criminales que podrían poner en riesgo la vida de Arévalo, lo que llevó a coordinar con la Policía las medidas de protección necesarias.
El gobierno también comunicó que funcionarios mantuvieron conversaciones telefónicas con Arévalo y Herrera con el objetivo de “fortalecer los dispositivos de seguridad existentes y aumentar el número de efectivos según las necesidades detectadas y las recomendaciones de la CIDH”.
Tanto Arévalo como Herrera ya contaban con escoltas del cuerpo de seguridad de la presidencia guatemalteca desde que avanzaron a la segunda vuelta electoral el 25 de junio pasado.
El triunfo del sociólogo y diputado socialdemócrata, que pone fin a 12 años de gobiernos de derecha, ha generado controversia en sectores poderosos tanto públicos como privados acusados de corrupción.
Arévalo, considerada como una esperanza para el cambio en un país afectado por la pobreza, la violencia y la corrupción, obtuvo el 58% de los votos en la segunda vuelta, superando a la ex primera dama Sandra Torres (37%).
A pesar de que Torres también es socialdemócrata, su candidatura era vista como una continuidad del status quo.
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