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jueves, mayo 2, 2024
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“México Heroe de la Solidaridad Internacional” o “México incapaz de cubrir las necesidades y carencias de los Mexicanos” o “México, candil de la calle, oscuridad de su casa”….

¿Extendemos nuestra mano al mundo mientras nuestros hijos claman por atención, o encontramos la manera de abrazar ambas causas con el amor y la justicia que definen a nuestro gran país?

OTRA VISIÓN

Por Dr. Jorge Fernández

“México Heroe de la Solidaridad Internacional” o “México incapaz de cubrir las necesidades y carencias de los Mexicanos” o “México, candil de la calle, oscuridad de su casa”….

En el palpitar de un México que se despliega entre la solidaridad sin fronteras y el clamor interno de sus hijos olvidados, ayer fui testigo de una escena que despierta el alma y agita el corazón. En un rincón de la vida cotidiana, un conocido restaurante de hamburguesas, se entrelazaron dos mundos, dos realidades que conviven en nuestro suelo, en un baile de contrastes que refleja la complejidad de nuestro espíritu colectivo.

México, candil de la calle, oscuridad de su casaA mi lado, un grupo de siete haitianos disfrutaba del calor de una comida compartida, de Combos de Hamburguesas, papas y refrescos, vestidos con el esplendor de la casualidad deportiva, con ropa marca “ Nike” y adornados con accesorios que destellan bajo las luces del establecimiento, todos con sendos celulares Iphones y Samsungs. Entre risas y charlas, se repartían nuggets y coronando su festín con helados y postres fríos, un cuadro de abundancia y gratitud. Su algarabía era un espejo de la generosidad mexicana, beneficiarios de una mano extendida por nuestro gobierno, viviendo con la dicha de quien se sabe acogido y valorado, en tránsito hacia promesas de un futuro mejor.

México, candil de la calle, oscuridad de su casa

Ellos, en su efímero paso, habían encontrado en México un refugio de esperanza y oportunidad.Pero esta escena de fraternidad global contrastaba, casi de forma cruel, con la realidad de dos almas que, a pocos pasos de distancia, se debatían en la necesidad más cruda. Una pareja, cuyos rostros eran lienzos de la carestía, se vio forzada a la astucia para acceder a lo más básico, utilizando un vaso de la basura con marca del restaurant y acercándose a llenarlo al despachador de refresco, para simular una compra y así, merecer el derecho a usar un baño.

México, candil de la calle, oscuridad de su casaSu lucha por un sorbo de refresco y un instante de dignidad se convirtió en un reflejo desgarrador de la otra cara de México, la de aquellos a quienes la fortuna ha olvidado. Sentados luego en silencio, compartiendo un vaso de ilusión, sus ojos recorrían las mesas ajenas, donde el deseo y el antojo se mezclaban con la realidad de su hambre, un espejo del desamparo en el que viven muchos de nuestros hermanos.

México, candil de la calle, oscuridad de su casaAl salir, me topé con un señor, pidiendo le cooperáramos para comprar una hamburguesa y con más almas pidiendo una oportunidad para saborear un bocado de la normalidad que otros disfrutan sin pensar. Caminando por las calles, me encontré con jóvenes enclaustrados en la niebla del humo y del olvido, en una zona de 15 metros de tolerancia, consumiendo Mariguana, haciendo uso de un derecho ganado en este gobierno, adultos sumidos en el sueño de la indiferencia, cada uno de ellos un recordatorio de las profundas grietas en el suelo de nuestra sociedad.

Esta experiencia no es solo un relato de un día en la vida de nuestro México, sino una llamada a reflexionar sobre el delicado equilibrio entre extender nuestra solidaridad más allá de nuestras fronteras y atender las profundas necesidades dentro de ellas. ¿Hemos balanceado correctamente nuestro corazón generoso con la urgente necesidad de curar nuestras propias heridas? México, mi amado país, es un gigante de corazón inmenso, capaz de brindar abrigo y esperanza a quienes lo necesitan. Pero, ¿acaso hemos olvidado mirar hacia adentro, hacia los rincones oscuros de nuestra propia casa, donde el hambre, el frío y la desesperanza aún reinan?

Que esta columna sea más que palabras; que sea un eco de mi alma que busca resonar en la tuya, invitándote a abrir tu corazón y tu mente. Compartamos este momento de introspección para juntos descubrir el camino que, como nación, debemos tomar. ¿Extendemos nuestra mano al mundo mientras nuestros hijos claman por atención, o encontramos la manera de abrazar ambas causas con el amor y la justicia que definen a nuestro gran país?

La decisión recae en nosotros, en cada uno de los que llamamos a México nuestro hogar. Que nuestras voces se unan en un coro de esperanza y determinación, buscando el equilibrio que permita a México no solo ser un refugio para los que llegan, sino también un hogar justo y próspero para los que aquí han nacido y luchado.

Te invito, querido lector, a sumergirte en esta reflexión y a compartir tu visión, tu esperanza, tu crítica. Solo en la unión de nuestras voces, en el encuentro de nuestros corazones, podremos construir el México que soñamos, un México que no solo da, sino que también se cuida, se respeta y se ama profundamente.

MÉXICO VIVE!!!
VIVA MÉXICO!!!

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1 COMENTARIO

  1. Tenemos una larga, larga brecha por recorrer en materia de desarrollo de políticas públicas que permitan el desarrollo social integral en nuestro país. Debemos ser humanos y empáticos con nuestros hermanos migrantes, pero la solidaridad y fuerza deben estar concentrados como prioridad en los nuestros.

    ¡Excelente columna!

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Cortesía de Investing.com

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