Dios todopoderoso, Jehova, Jesús, Ala o como te nombremos en cada región de la tierra, en esta luminosa mañana te expresamos nuestra más profunda gratitud por las bendiciones que continuamente derramas sobre nosotros y sobre nuestra amada nación de México. Reconocemos tu mano generosa en cada aspecto de nuestras vidas y te damos gracias por tu inagotable bondad.
En este día, Señor, elevamos una súplica especial por dos almas que han emprendido su viaje hacia tu presencia celestial: Teresa Martínez y Feliciano Martínez. En un acto de divina coincidencia, mientras don Feliciano era acompañado a su última morada en la tierra de Oaxaca, al mediodía del martes, en ese mismo instante sagrado, doña Teresa cerraba sus ojos a este mundo en la Ciudad de México. Unidos no solo por la sangre, sino también por este último viaje paralelo, nos han dejado un mensaje mudo pero profundamente emotivo sobre la conexión inquebrantable entre seres queridos.
Don Feliciano, ese hombre de palabras y memorias, cuyo espíritu se desprendió en una madrugada fría, nos dejó el legado de un corazón repleto de historias y un alma marcada por la resistencia y la sabiduría de los años. Doña Teresa, esa mujer guerrera cuya vida fue un testimonio de lucha y amor incondicional, partió al mismo tiempo, en un acto de sincronía que desafía la comprensión humana.
Señor, en este momento de reflexión y melancolía, pedimos tu consuelo para mi esposa Gina, uniendo su corazón con el de sus hermanos, hermanas, sobrinos y su Papá Don Monico al que has devuelto la salud, seguramente para que en estos momentos y siempre, siga siendo el Roble que cobije y de sombra a esta su familia y da Paz, también a todos aquellos que sienten el vacío dejado por estas dos almas nobles. Que encuentren paz en sus corazones y fuerza en su legado.
Acompaña, Señor, a Don Feliciano y a Doña Teresa en su camino hacia tu reino. Que sus vidas sean recordadas con amor y que su recuerdo nos inspire a vivir con la misma fuerza y pasión.
Señor, haznos conscientes del precioso regalo de la vida. Ayúdanos a enmendar nuestros errores y a perseverar en el bien. Que seamos agentes de cambio positivo, honrando con cada acción y pensamiento el tiempo que nos has concedido. Que nuestro compromiso con la vida refleje la profundidad de nuestro amor por Ti y por los demás.
Te lo pedimos en tu santo nombre,
Amén.
