OTRA VISIÓN
Por Jorge A. Fernandez
A tan solo 58 días de las elecciones en la Ciudad de México, nos encontramos en un momento crucial para reflexionar sobre la trayectoria y el futuro de nuestra nación.
México, una tierra forjada con la determinación y el espíritu indomable de su gente, nos recuerda constantemente la importancia de reconocer nuestras raíces y el poder que tenemos para moldear nuestro destino.
La historia de México se ha construido sobre la base de la valentía y la integridad de su raza; una raza de bronce, símbolo de lucha y entrega. Esta fuerza intrínseca nos ha permitido no solo superar adversidades sino también dejar una huella imborrable en otras naciones.
Un claro ejemplo es la presencia dominante de la comunidad migrante mexicana en Estados Unidos, la cual se ha ganado el respeto y la admiración por su arduo trabajo, valentía y honestidad.
Es importante destacar cómo las remesas se han convertido en uno de los pilares económicos más significativos de México, evidenciando la profunda conexión y el compromiso de nuestros compatriotas en el extranjero con sus familias y su país.
A través de estos esfuerzos, se materializa el sueño de un retorno digno, construyendo un futuro mejor para ellos y para las generaciones venideras. Ahora, a escasas semanas de decidir el rumbo político de nuestra ciudad, es imperativo recordar que la fuerza del mexicano radica en su capacidad para enfrentar y superar desafíos. Este es el momento de demostrar, a través de nuestra participación en las urnas, que estamos listos para dirigir el destino de nuestro país hacia un horizonte prometedor.
En un mundo sacudido por conflictos y violencia, desde el eterno enfrentamiento en Medio Oriente hasta la tensión en Europa del Este, México se presenta como un bastión de resistencia y esperanza.
A pesar de los retos en materia de seguridad y justicia, nuestra nación se mantiene firme, avanzando hacia la consecución de un destino elegido por y para su gente. Es hora de mirar hacia adentro, de reconocer la fuerza que yace en nuestro espíritu colectivo, y de tomar decisiones conscientes por el bienestar de nuestras familias y del país en su conjunto.
Las generaciones pasadas sentaron las bases del México de hoy; ahora nos toca a nosotros construir el México que deseamos para nuestros hijos y nietos. Con estos pensamientos, llenos de emoción y sentimiento, les invito a reflexionar sobre nuestro papel en la creación de un futuro más brillante y prometedor. Un futuro que, estoy seguro, está al alcance de nuestras manos.
MÉXICO VIVE!!!
VIVA MÉXICO!!!