ORACIÓN POR MÉXICO
Por Jorge Fernández H
En este Viernes Santo, me postro ante ti, Señor, con un corazón contrito y lleno de devoción, reflexionando sobre el sacrificio supremo que realizaste por nosotros en la cruz.
Hoy, el recuerdo de tu Crucifixión envuelve mi ser, recordándome el amor infinito que nos tienes, un amor que te llevó a entregar tu vida para redimirnos de nuestros pecados.
En la cruz, Señor, nos mostraste la profundidad de tu misericordia y la magnitud de tu entrega, convirtiéndote en el puente que nos une al Padre y abriendo para nosotros las puertas de la salvación.
En este día, marcado por el dolor pero también por la esperanza que nace de tu sacrificio, quiero acercarme a ti para comprender aún más el significado de tu amor y cómo éste debe reflejarse en nuestras vidas.
En tu Crucifixión, encontramos la máxima expresión de amor y sacrificio, un llamado a cargar nuestra propia cruz con fe y seguir tus pasos con valentía y amor.Por esto, Señor, te pido por todos nosotros, tus hijos, para que, inspirados por tu ejemplo en la cruz, vivamos con mayor compromiso nuestro llamado a ser reflejos de tu amor en el mundo.
Ayúdanos a superar nuestras pruebas con la fuerza que proviene de tu sacrificio, y a encontrar en cada desafío una oportunidad para demostrar nuestra fe y nuestro amor hacia ti y hacia nuestros hermanos.
Te pido especialmente por mi amada patria, México, y por todas las naciones del mundo, para que en estos tiempos de incertidumbre y desafío, encontremos la paz que solo tú puedes dar.
Que la luz de tu amor guíe a nuestros líderes y a cada uno de nosotros hacia caminos de justicia, solidaridad y compasión, construyendo así un futuro lleno de esperanza para nuestras familias, nuestros hijos, y todas las generaciones venideras.
Agradecido estoy, Señor, por la vida, por las maravillas de tu creación, y por todas las bendiciones que derramas sobre nosotros cada día.
Agradezco por mi familia, mis amigos, y por cada gesto de bondad y amor que encuentro en mi camino.
En este Viernes Santo, quiero pedirte, Señor, que nos ayudes a abrazar con amor y gratitud el don de la salvación que nos has dado.
Que nuestro caminar sea un testimonio constante de tu amor y tu misericordia, y que, inspirados por tu sacrificio en la cruz, seamos siempre portadores de tu paz y tu esperanza en cada rincón de nuestro país y del mundo.
Que esta oración, emanada desde lo más profundo de mi corazón, sea un reflejo de mi fe en ti y en tu amor redentor.
Que juntos, como hermanos y hermanas en Cristo, vivamos plenamente el misterio de tu pasión, muerte y resurrección, llevando siempre en nuestro corazón la promesa de la vida eterna.
Amen!
