Por Iker Ramírez Pavón
Hace 15 años, un momento épico se grabó en la memoria de todos los aficionados culés: el “Iniestazo”. En las semifinales de la Champions League 2008-2009, el FC Barcelona enfrentaba al Chelsea en un encuentro que quedaría marcado en la historia del club.
En el minuto 92, con el partido empatado en el global y la tensión en su punto máximo, Andrés Iniesta desató la euforia al marcar un gol que clasificó al Barcelona a la final ante la Roma. Fue un momento mágico, un instante que cambió el destino del equipo azulgrana en la Liga de Campeones.
El gol de Iniesta fue más que un tanto. Fue un símbolo de la determinación y la grandeza del FC Barcelona. Después de un partido lleno de drama y tensión, el “Iniestazo” permitió al equipo catalán avanzar hacia la gloria europea.
El impacto de este gol trascendió más allá del campo de juego. Después de esa memorable noche, el Barcelona se consagró campeón de la Champions League y conquistó un histórico sextete, convirtiéndose en el primer equipo español en lograrlo. Además, el “Iniestazo” marcó el inicio de la era Guardiola, una etapa dorada para el club bajo la dirección del legendario entrenador.
Quince años después, el mundo del fútbol sigue recordando con admiración y emoción el gol de Iniesta. Este momento icónico no solo quedó grabado en la historia del FC Barcelona, sino que también se convirtió en parte del legado del propio Iniesta, un jugador que ha dejado huella en el mundo del fútbol con sus gestas y su talento indiscutible.